30.12.09

**Con alas de color rojo**


Volando voy, volando vengo, por el camino, yo me entretengo... así, atareados, llega otro año. Y hacemos el balance de lo bueno y malo, de los que se han ido, de los cansinos que vuelven y revuelven y de los que cuesta olvidar.
Para las lechuzas, que tenemos un toque de brujas, es el momento de tranquilizar las intenciones perversas que nos trajo el 2009 y de abrir la mano a un 2010 de deseos y destinos... misteriosos. Y es que lo conocido nos hace esclavos del aburrimiento, ese don tan propio de los casados y de los torpes en artes variadas.
Mas, no juzguen mal a las pobres lechuzas descarriadas, pero entiendan lo cansino de las reuniones navideñas con quienes hacen de su vida en pareja su conversación y culmen del bienestar, y se engañan mirando con tristeza y pretendiendo incluir a sus amigas en tan “cautivadora” secta. Que no seré yo, líbreme mi inteligencia, quien arremeta contra la sagrada losa, pero entiendan que tan feliz se es de un lado como del otro, siempre que se le ponga chispa, generosidad e imaginación a ese pasodoble que es la vida.
Puede que para el matrimonio no, pero en imaginación amatoria siempre ha tenido prestigio la cultura brasileña y quién si no una casa de lencería carioca se iba a poner a investigar el efecto de los colores de nuestra ropa interior, por supuesto, divina.
El blanco y el negro ni nos elevan ni nos bajan, pero el rojo, ¡ay, el rojo! Parece que sus alas encendidas trasladan nuestros ojos del cielo al infierno con menos esfuerzo y con sublimes estremecimientos de pasión.
¡Lechucitas, Nochevieja de rojo, 2010 de carmín!

22.12.09

**Olvidar tu nombre**


Imagino que si fueras un héroe, tus súper poderes serían parte de mi recuerdo, pero la mortalidad de tus músculos huelen a desconocimiento, ummm, aunque saben bien.
Beto, por Roberto o por Alberto; Daniel, por los leones o Moises, por hacer aguas; Jesús o Carlos, tan simples, tan comunes… tan del olvido.
Confiadas, las lechuzas nos dejamos tentar: solo uno más, uno más y… ¡zas! El mosquito pasa a moscardón y el bichito chiquitín incorpora tela de araña y no hay más: otra vez pegada en caricias de tamaño aguijón.
Impasibles, insaciables o apáticas, no hay esfuerzo que nos despegue de la mesa del dolor, ni del sofá, ni de la encimera o el baño. ¿Recordáis esas primeras citas de cine y palomitas? Algunos gustaban de completarlas con “intentos”, siempre fugaces, en Valorio, otros te acompañaban a casa con la timidez y el sudor frío de las manos adolescentes, hoy en día, tú pones el coche, la gasolina y pagas la factura del piso de la oscuridad y, a pesar de ello, los lechuzos del desamor nos atacan con monedas. ¿Alguna busca dinero de una relación?
No aprenden, amigas: a nosotras solo nos pierde la seguridad, seguimos esperando que nos salven de una especie de monstruo del saco infantil, un refugio, la firmeza, la solidez de embarcaciones que crucen el Duero, mas, ¿dónde están los príncipes de colores?
Me gustan las princesas, solo nos falta romper el espejo e ir hacia la luz, que esa sí que quema.

13.12.09

**Nochesnuevas meonas**


Una, dos, tres... ¿gominolas? Qué gusto endulzar la nochevieja o noche universitaria o... bueno, alegrar una noche de jueves. Incluso con la polémica del botellón, de si el opio de los jóvenes es alcohol, cerebro que Salamanca, por una vez, haya tenido que mirarnos de reojillo, aunque voto por una próxima "nochenueva" propia: ¿doce garrapiñadas?, quién dijo miedo: ¿sugus?
Nombrar a Zamora capital del "don de la Ebriedad" colectiva es tan cruel como pretender que los lechuzos solo sudan por sexo o que los viajes a Cuba son tan culturales que animan al simple "entendimiento" entre pueblos; hay cada mal pensado...
Evidente es que los pipiolos españoles asocian diversión con consumir, alcohol en el mejor de los casos: un legado cultural sin edad, que hace nación; pues, a mí, explíquenme la diferencia entre las “cenas de empresa”, la celebración de eurocopas o champions, bodas, bautizos, cumpleaños de gente de toda edad o condición... ¡Ay, alcohol, divino tesoro de los 50, 40, 30, 20...!
Y tan emborrachinados y felices, toca orinar, mear o miccionar, eso va en gustos, que, en una ciudad con tanta muralla... las piedras son tentación de vejigas débiles y mentes prostáticas.
Lechuzas son pocas las que caen en el pis del placer y sus posaderas son un lujo solo al alcance de la oscuridad y de callejones varios, mientras los lechuzos parece que beben deseando que el cuco salga al aire con el tacto del propio cariño. Pensarán que el encierro arruga y deja olor a rancio o que el líquido elemento caduca.
Jueves universitario, viernes de orines. Zamora, ciudad de piedras y esquinas inolvidables, ¡bébete el Duero y mea en el románico!

24.11.09

**Mi mundo y yo**


No es que me haya dado un ataque de yoísmo, mi apoplejía cerebral aún no ha afectado a mis extremidades más inferiores (llámense mano derecha y lengua), pero hoy no dejo de pensar, rara avis, y nunca mejor usado eso del ‘ave extraña’, en esos cuervos del mal agüero, fétidos de tanto clamar sin el desodorante de lo negativo. No, lechuzos, no, vuestra opinión no es palabra omnipotente.
Ni un minuto se logran despojar del estrés de tanta ausencia de amor, querencias y arrejuntamientos, todo se amontona en su sublime cabeza y el empuje, falto de la adecuada fluidez, sale por la boca, cual dura cuchilla. Y mientras nosotras procuramos no expandir nuestra bien conocida fina crueldad, ellos pretenden infectar con su hielo, contagiar con su virus A, hijo del ansia y de las buenas carnes del cerdo. Mal, amigo, mal.
La niebla es fría y moja, los lechuzos son cansinos, complicados o desviados; la inteligencia emocional no se hizo en masculino, los patrones pierden nuestra inversión intelectual al ritmo de su autoridad monetaria, la ternura sucumbe ante los músculos,...
Sí, hombre, sí, es complicado el mundo real, pero es nuestro y hasta la niebla tiene recovecos de belleza, rincones de opaca blancura, con motores elegantes y calles sin testigos.
Hay momentos en los que es imprescindible preguntarse por las inversiones a largo plazo, esas que necesitan más atención, mayor compromiso y regalan agujetas de insomnio.
¿Contenerse y perder? ¿financiar y pagar por un presente y futuro mejor? Es lo que tiene quedarse sin coche, notas su ausencia, pero no envidias a los que, pudiendo apreciar un buen equipamiento, se paran a echar gasolina sin tener dinero para arreglar la tapa del delco.

9.11.09

**Los albertos y la Lechuza**


Parece mentira que Elena Cue sea campeona del tiro “al pichón”, pues pensó haber rematado a un buen pollo y se quedó con un marido que vuela, más bien, como paloma cagona, pasando el tiempo entre los tejados, sin ni siquiera jugo o sustancia, el condenado de Alberto, literalmente.
Para preso, mejor nos recreamos en el “malamadre” de Luis Tosar, analfabeto y asesino, pero de frente. Hay tantas cosas que percibir, aprovechar, usar... de una película como Celda 211. Y es que su calabozo, más que a grillete, me huele a alcoba, a nido en el que encerrarse con nuestro Alberto. Este sí que roba, sí, las entrañas, que es lo que nos tiembla a las lechuzas del gremio comunicativo desde que nos dejó, con “lagrimas de amor en la partida”. ¡Tan lindo, mi Ammann!
Normal, las lechuzas somos ligeras de palabras y no de plumas y no escapamos más allá de la provincia; así, llega él, con su belleza gris, por lo magnética, con esa mirada traviesa, entre infantil y cuchilla que atraviesa sensual. Un niño ideal, para achuchar y rasgar. Un hermoso lince argentino que el río arrebató de nuestra orilla. ¡Ay, dueño mío!
Él nos recuerda la falta de ejercicio en las alas y, ahora, tan abiertas, advertimos que comemos entre palomas y pichones, que ya, por conocidos, aburren.
Zamora, fortaleza que solo permite el vuelo corto, murallas que nos recluyen con los que se creen algo por lucir bien las camisas y no oler a cerrado. Nosotras, las lechuzas, en la búsqueda de una buena dicción, más bien soportamos a los gangosos borrachos del Duero, lenticos en reacciones pero rápidos en la perdida de urbanidad, respeto y delicadeza. Palomas divertidas y ridículas, con inteligencia de reptil y la experiencia del loro. ¡Ay, las palomas de Nicanor Parra!

15.10.09

**El príncipe de la argamasa**


Negra y en botella, así es la mente de los operarios de la construcción que pueblan, cual tribu urbana zapateril, cada loseta de las ciudades españolas.
Quién no recuerda el “momento” Coca Cola Ligh, un dechado de esencia masculina, las 11.30, desde entonces, es, más bien, una hora maldita: sin sudores, sin brazos saciados de musculatura y con lechuzos de una sola abdominal salchichera. Podíamos sentir, con solo mirar, las caricias de ese hombretón, su voz, su forma de tratar a una mujer... Apreciábamos cada uno de los roces de su camiseta al ascender y juzgábamos como horas los segundos, sujetadas en el silencio de un I just wanna make love to you.
Mas, a nosotras, la leche del desayuno se nos pone mala teniendo que conformarnos con las arrebatadoras: “pero, Pepe, ¿estamos a tetas o a la obra?”, del Otilio de La Marina o miradas babosas y piropos del tipo: “qué buena estás, maja”. Ay, qué no se quiten la camiseta, que no se la quiten, que van a confundir el llanto con lágrimas de emoción y ya la hemos liado.
Y es que parecía que la época de requiebros y lisonjas desde el quicio del andamio o a pie de obra era cosa del pasado, pero Zapatero, ansioso por salvaguardar el legado español y envidioso del juego de Gallardón, creo su Plan E, de “Ehhh, dónde vas moza” o de “Esperad sentadas al buenorro del refresco”.
Vendrá un invierno seco y poco frío, y yo me alegro de que el clima esté loco, pues intuyo mucho socavón y conducto por tapar y ya se sabe que las lechuzas huimos de charcos y resbalones y amamos más los zapatos que a nuestros lindos pies.

24.9.09

**No permitiré que nadie te arrincone**


Esta lechuza ha mudado sus plumas al blanco y negro, los colores del luto. Grease nos presentaba a un Travolta que, sinceramente, siempre me pareció un insípido tontainas; su gomina y sus caderas, en mi piel, provocaban indiferencia. Sin embargo, Patrick Swayze respiraba diferente, le sobró con un guion sencillo y una música endiabladamente carnal para que Dirty Dancing abriera los ojos lujuriosos de la fea adolescente que todas llevamos dentro.
Ahí estaba la chica normalita, empollona y algo torpe, camelándose a un machote, todo vestido de negro y bien apretadito, dejando los músculos sin respiración, de tanto estrujar: “No mires abajo, a los ojos”, ¿a los ojos?... Toda una lección: ¡nosotras a darle a la cabeza, ellos, al ritmo!
Así crecimos, anhelando que nos llamaran baby mientras nosotras cantábamos: Come here loverboy; mirábamos las aguas del lago sanabrés imaginando acrobacias varias y desnudábamos a los malotes de turno, suponiendo que, en sus piernas, se escondía el ritmo de la música negra. Luego no me preguntéis de dónde me viene el rencor: qué ha sido del lechuzo masculino hasta la extenuación, de ese loco valiente que no permita que me arrinconen, de ese culito respingón... ¡Maaaambo!
La cojera de Norte y Sur tenía su punto, tan combativo él y, aunque en Ghost me perdió tanto amor fantasmagórico, la alfarería adquirió nuevos encantos. Por todo eso, su nombre me sabe a soul y a amores de verano y permanecerá para recordarnos que no hay independencia que nos libre de seguir pirrándonos por cuerpos que segreguen seguridad, aunque sea uniformada.

19.9.09

**Cinco minutos**




El pentagrama, el sello de Salomón, los cinco extremos del cuerpo humano, eran cinco dedos, cinco, una hora fatal, en versos de Lorca.
De toros y muerte va esta lechuza, del mundo de la magia y de los ruidos nocturnos. Y es que asumo que vamos para mayorcicos y mis tímpanos se mueren por la malsana costumbre de los albergadores de la noche zamorana por subir y subir los decibelios de la música de sus garitos.
Y, ahora, llegan los pitones, relacionados con este problema, porque todo esto me suena a táctica de seducción. Que la estrella de cinco puntas invertida es el símbolo del macho cabrío, y, por estas tierras, no son pocos los que lucen semejante aderezo.
Pero el gimnasio, las barras, y bicis voladoras no tienen voz, no te corrigen si fallas, no riñen tus desvergüenzas y el lechuzo, pobre, solo sabe conquistar chocando cuernos, nadie le explicó el significado del verbo o la efectividad de la conversación. Pues, ¡música a tope!
Nosotras, advertidas de este hecho, preferimos no escuchar, ya nos relatarán sus hazañas las amigas de su novia, que son más fiables. Ellos se han quedado para lanzar besos, custodiar señales de tráfico, regalar premios gratificando la asistencia reiterada, acompañar a casa y proponer, con gestos, veladas de mordiscos, vuelos al amanecer, desayunos en la cama. Porque, a mímica, no les gana nadie, oiga, y sin haberlo estudiado.
Y es lo que tiene el mundo de la noche, que nosotras sí aprendemos, y sabemos que, como los rodeos llevan al mismo sitio, hay que dirigir el tráfico: Estoy allí y espero, como mucho, cinco minutos, ¡circulen!

27.8.09

**A curuxa**


Dice un estudio sobre conducta sexual que, si un lechuzo te mira a los ojos menos de 5 segundos, no le interesas, si, en cambio, babea y fija su visión durante 8,2 segundos, ahí lo tienes, jadeante ante tu belleza, pensando solo en ti (queridos, ojos, he dicho ojos). Decididas a seguir explorando y comprobar esta insólita teoría, nos reunimos con otras aves cercanas, nuestras hermanas gallegas: As curuxas.

Un fin de semana para constatar unas mismas carencias, pues, aunque es cierto que la tierra recubre de carácter, la verdad es que los lechuzos se muestran igual de primarios aquí que en Alburquerque. La única diferencia está en que, si aquí llaman tu atención con la frialdad del hielo o con el calentón rural, en Vigo, te apuntan con saladas aceitunas, pudiendo parecer que nuestros aguerridos hombres de pelo en pecho han olvidado que una buena mirada lo hace todo y que necesitamos más ojo y más bala; y qué no, que a pesar de vuestra apariencia de primates y de ser tan monas, los aperitivos y refrescos nos gustan sentaditas, en terraza y, a poder ser, acompañados por atléticos caballeros.
Y qué me dicen de los bizarros lechuzos vascos, esos que nunca dicen basta. Ni los 30.000 preservativos que repartió el Ayuntamiento de Bilbao durante sus pasadas fiestas saciaron su apetito. Así, cincel y maza en mano, dos jóvenes atacaron un expendedor del látex del amor en la madrugada del martes. ¡Eso son ganas, oiga!
Seguiremos volando, buscando una localidad que capte nuestra esquiva atención.

20.8.09

**Alerta amarilla**


Ahora frío, ahora calor, y seguimos con el verano de los locos. El mismo delirio de siempre: solo sé que no sé nada. Frenesí, ensoñaciones, arrebatos varios...
Y, si todo es el macabro resultado del color amarillo, ¿imaginan el poder del rojo, de la alarma carmesí? Ay, no, que, a este paso, me veo las alas de lechuza por el suelo, nudistas de tanto sofoco.
Es evidente que todo lo rubio tiene su peligro, mas, cuando hablamos de lo climático, el problema está en que nuestras cabezas se vuelvan girasoles que bailen a la luz del apagón y nos dejen más avutardados de lo que realmente somos. Y es que los girasoles... mira que son: esconden sus intenciones de noche y giran de día. Y quién le niega su encanto al mundo vegetal: suave césped, espigados tallos, hojas de alféizar... todo, menos el cardo.
Muchas veces me pregunto si realmente alguien se cree eso de que somos nosotras las de los bruscos cambios de humor; no seré yo la que pretenda negar lo irrefutable, pero nuestra exclusiva no pasa de unas lagrimillas, una sensibilidad más ostensible y alguna mala contestación, atribuible a la hinchazón, al cansancio y a esos puñeteros retortijones que te hacen apasionarte con los publicistas de Evax. Venga, chicas, rodemos montaña abajo abrazadas a almohadas y de puro blanco. ¡Ole, ole, qué feliz soy!
A ver, nuestro síndrome nos defiende de toda acusación; lo vuestro, ¿a qué se debe? Un día, valientes; al otro, hay que llevaros de la mano como a niños de teta; domingo de pura devoción; el sábado, de la casta de los intocables.
Ya no os salvan ni las alas.

17.8.09

**Démonos prisa que el verano se termina**


Todos los años, llegado este momento, los solteros zamoranos viven, al menos, una jornada de reflexión, y es que, tanto trote, resulta agotador. Es entonces cuando nos preguntamos si aún queda alguien por conocer, descubrir, desear...
En verano, son agotadoras las palabras y, en la noche, solo hay ocasión para chocar miradas. Tomamos aire, respiramos profundamente y continuamos con esa tarea de dejarse embelesar. Y qué bien han hecho el gimnasio, las pesas, el piragüismo... Pues, no nos equivoquemos, las lechuzas somos muy intuitivas, nosotras no apreciamos músculos, vemos más allá... No son los pectorales de Antonio, ni los muslos juveniles de Roberto, ni los valores de Marcos, ¡hombre, no!
Y es que, nos guste o no, esta época de hormona caliente, nos convierte en actores de un mismo espectáculo voyerista.
Y en los pueblos, qué les voy a contar, naturaleza pegada a la piel, a la carne y a los toros. Así, las tornas parecen cambiar, los cardos pican en la capital y los primeros espadas esperan tras las barras de las generosas peñas rurales. ¡Ole, el pasodoble español!
Ya tendremos tiempo para esos fríos días en los que nos tocará besar y añorar solo a uno, el mítico, el único, el lechuzo elegido. Volveremos a ser las que piensan demasiado, las que dan siempre las mismas vueltas, las que controlan y hablan de más. Ellos, mientras, solo serán, una vez más, nuestros vecinos de Marte, de orejas verdes e incapaces de escuchar.
Lechuzas, démonos prisa, que las fiestas del cero cero amor se terminan. Para recordar mejor mañana, ya controlaremos... las fotografías.

31.7.09

**Por un par**


Los números pares tienen su aquel: un par de huevos con salchichas, dos cañitas, cuatro lechuzas, los genuinos seis de Nuriaber... pero, y qué me dicen de los veintidós pares de piernas que saltan a un terreno de juego cada domingo... Por un par de esas, yo sé de más de una lechuza que se cortaba las alas.
Y es que, esto de amar el fútbol, me viene de familia y de hormona, ese producto glandular medio atontao que me une al sexo débil masculino. Explíquenme, si no, la estupidez de aguantar, domingo sí, domingo no, al energúmeno racista que insulta a todo el que no sea de los "suyos", al gordo irrespirable del puro o al viejo misógino de la butaca de al lado.
Como entiendo de esto del balompié, aunque a muchos machistas les sorprenda, puedo disfrutar de un buen desmarque, un pase perfecto, un mediocampo de primer toque, tic tic, de la emoción de un gol... Como lechuza, percibo el buen control de los cuerpos, la sincronización, los saltitos entre el césped natural, los descansos de quince minutos y la reanudación de los encuentros. Y, con todo lo que se nos da, por qué las mujeres pagaremos menos y no más.
Entre todos, nosotras confiaremos en el Zamora CF de la eterna fase de ascenso, con blanquirrojos expertos y las aún verdes promesas de muchos pipiolos nuevos.
Pues, a pesar de lo que cree un taxista zamorano, estos chicos del sur, de la Patagonia, del norte gallego y del tan norte como Bélgica, prometen, habrá que ver si luego... cumplen.

23.7.09

**Ese toro enamorado de la luna**


No creo que, a estas alturas de la vida, a alguna nos sorprenda la visión de esos rebaños de experimentados lechuzos que tienen como encargo reunirse en torno a ocupaciones varias: la partidita con café y baileys, con hielo, por supuesto; la pachanga, al futbito, que, para el fútbol, llegan edades en las que rodillas, tobillos o posaderas han perdido su adecuada dureza, y, por supuesto, las marchas nocturnas.
Todos en tropel, cual hordas, aunque a estos les faltan las dos redondas cápsulas embrionarias, pues no hay otra forma de explicar la falta de valentía de los lechuzos comunes.
Antes, los hombres rondaban en solitario, entre balcones, iglesias, paseos y bailes populares, eran masculinos, valientes, fuertes. Hoy, nos acusan de ir de dos en dos al baño, lo admito, nos encanta cotillear, pero, cómo explicar que es la mejor forma de escapar de ciertas embestidas inoportunas. A lo bruto..., alguna caerá, deben pensar, y, si no, ya mandamos al amigo atrevido. ¡Ay, qué arraigada la ignorancia!
Mas, lo peligroso no son dichos ataques, lo amenazador es cuando se alejan de la manada y embisten en solitario, es entonces cuando engañan o son engañados, cuando empiezan a creer en su mujer perfecta, en cenas compartidas, en el amor... Los síntomas a largo plazo son evidentes: se acumula grasa, se dejan de peinar, se olvidan de los amigos, del gimnasio, del verano...
Los peores son los que se enamoran de la luna, más pasionales, venenosos, locos, maravillosos, reconozcámoslo, pero su fase enamoradiza tiene corta duración, le doy, como mucho, tres meses: una luna llena, conquista; otra, amor; última, olvido.

16.7.09

**Esclava de tus pasos**


Las más pipiolas torturan sus pies con tacones de distinción y centímetros imposibles, pues la generación del danone ha visto fortalecidos los huesos y menguadas las ideas. Pero, qué recriminar si, para nosotras, nada vale: pechos, cabellos, rostros..., lo grande se cae, lo pequeño no llega.
Y así, las lechuzas, educadas a maquillar nuestra desnudez, vivimos atadas a espejos y mentiras. Somos afeites y retoques de color, porque dejamos ganar a lo irreal, a quienes odian nuestra libertad porque no entienden lo que es ser mujer.
El photoshop y el maquillaje, como juego, tienen su punto. ¿Qué lechuza no quiere sentirse mona? ¿quién no quiere una sesión de arreglos tipo Presley? Es divertido, sí.
No tiene la misma gracia inyectarse una toxina que estanque los pasos de la edad; sufrir un mes de inflamación, de dormir boca arriba, de cicatrización... para lucir “unas buenas tetas”, fingidas, extrañas, de dureza artificial. ¿Es gracioso perder acúmulos grasos con un aspirador chupa que te chupa tu cuerpo?
Levantarse un día y ser trasparente, no despertar admiración, envidia y deseo es duro, y muchas, en lugar de valorar los años pasados, compran esas caras de bufón que no pueden escapar del tiempo.
A mis lechuzas, no, a ellas dadles recuerdos y un futuro de amor propio, pintarán canas con cremas para una piel venerable, gimnasia y tratamientos de chocolate, caviar, oro... Dadles movimiento, mordiscos sin atajos, caricias. Que no sean esclavas de una belleza cautiva del tiempo.

15.7.09

**Comer es un placer**


Genial, sensual... No sé por qué no me sorprende eso de que los españoles encuentren su mayor placer en hartarse de comer, en saciar sus impulsos a fuerza de tortillitas, paellitas y gambitas varias.
Y, entre todos los alimentos que nos llevan al pecado, nos gana el chocolate, y es que las lechuzas también entramos en la encuesta, y puestos a sustituir... Porque, no nos engañemos, para que lleguemos al clímax físico, necesitamos un entorno satisfactorio, un comensal avezado, buena combinación de ingredientes y técnica a fuego lento, y si es en horno de leña, mejor que mejor. Y, con el manjar negro, nos ahorramos tanta búsqueda infructuosa y desilusión final, viene todo bien empaquetado y se derrite por tu boca, sin esfuerzos, sin engaños y desde el primer momento, sin tener que esperar que los años lo maduren o mejoren su sabor.
En el orden de los deleites: la comida, la familia, viajar, el chocolate y el sexo.
Este estudio, realizado por el sociólogo Javier Barraycoa entre 8.351 personas, concluye que las mujeres encontramos con más facilidad los caminos del disfrute. Quizá por nuestra capacidad de automimarnos, o porque hemos evolucionado hacia una superior inteligencia emocional, que nos permite comunicar deseos, identificar problemas, conmovernos y, sobre todo, fantasear.
Nosotras evocamos, idealizamos, soñamos, ellos siguen siendo fantasmas del: “No quiero hacerte daño y que te cueles por mí”. Mira, la risa, otro inefable placer.

9.7.09

**¿Has olvidado el calor?**


El calor provoca una puñalada de energía apasionada, de esa que se transmite de un cuerpo a otro, de lechuza en lechuza, una fiebre que no se olvida y regresa, con sus maripositas de estío. ¡Ay, mamacita rica!
Su inflamación asesina obliga al diurno destape de lozanías, mientras sus cervecitas de terraza al anochecer hablan al derroche de deseos, al contacto, a la intimidad... Un sofoco que derrite beneméritos, bomberos, locales y hasta los más que interesantes nuevos uniformes de los policías nacionales.
Y es que el cuerpo hay que demostrarlo, y mostrarlo, así lo entendieron los dos jefes de la Policía de Tráfico rusa que han sido expulsados por sorprender a sus compañeras con un estríper masculino. El baile erótico fue celebrado por toda la comisaria, con el revoloteo evidente de las amigas de las placas, esposas y porras varias.
No sé el porqué de tanto escándalo, debería generalizarse dicha cortesía entre las empresas españolas, nosotras permitiremos  granjeras lavatractores en las fiestas rurales, que las guarrillas chonis están en su salsa entre tanto barro, mientras nuestros jefes nos incentivan con semidesnudos de machotes atractivos, y de uniforme, que la clase es la clase, y donde esté un hombre con gancho refinado y destapado en su justa medida...
Perfecto para ahorrar calefacción en el apático invierno que, en verano, ya estamos bien provistas: las lechuzas revolotean más y gustan de escapar de sus nidos de colchones con fundas de plástico, a la espera del frío, y disfrutando de mareas, golfos y volúmenes tostados al sol.

3.7.09

**Yo soy fiel a la roja**


Pum, pum, pum, el corazón, punpunpun, con estos calores... no sabemos si se acelera o ralentiza ¿o sí? Un latido, pun, y otro, y sigue la música. Y es que el sol está encendido, y ni la sombra de la noche nos libra de las carnes sonrojadas.
Cantan Malú, Cómplices o entona, algo, la chunga de La Húngara, y tú solo ves puntitos a tu alrededor, parpadeas, y ahora los puntitos son uno, rojo, potente, de tela encarnada, y el caso es que el agua venía embotellada ¿o era coca cola light?
El amor, llámalo cómo quieras, es así, una mancha que nos ciega y nos deja una cara de percha que no hay quién oculte, por eso, los investigadores mexicanos se han puesto a estudiar las reacciones físicas y químicas que se producen en nuestro cuerpo, para, partiendo de ellas, averiguar la manera de frenar tanta euforia y estupidez gestual.
Los resultados sorprendieron por la cantidad de mecanismos que suben, bajan y revolotean en nuestro interior... ¡Viva la fiesta (y los peñistas)!
Antídoto contra la atracción: pues sí, agua fría, parece que con la famosa duchita o un bañito en la piscina solo tendremos que sufrir 3 ó 4 de esos procesos amorosos, nada que no podamos apagar mirando la barriguilla y el color blanco lechoso del vecino de enfrente.
Ya sabéis, mis queridas lechucitas, si queréis huir de los lechuzos y sus rarezas, dejaos de conversaciones “inocentes” y cachecitos en el culo, no os acerquéis a sitios secos y calentitos y procurad humedecer y refrescar vuestros cuerpos frecuentemente. Y a mí que me da que esto de la piscina, los refrescos y hielos y mi vecino en bañador, ay, oma; no nos va a proteger de la furia escarlata.
Me temo que lo iremos viendo...

25.6.09

**De España vengo, de España voy**


Dice la zarzuela que los hombres buscan mieles en los labios de las mozas: un dulce y pegajoso néctar ausente en la actualidad. La nueva generación de niñas hermosas, más que regalar empalagosos besos, gustan de libar el brebaje de otros galanes solteros.
El ejemplo lo tenemos en la falta de vergüenza de Paris Hilton y su intento de polinización de Cristiano Ronaldo. Podemos intuir que semejante cuerpo no está para que lo disfruten los gusanos. Y ese arte con los balones... Si más que comer parece que se hincha las abdominales con bomba de aire. Normal será que tenga la cabeza a pájaros y vaya de pájara en pájara, es un hombre, ¿no?
Guapo, rico,... y, como el tres en uno es imposible, no demandaremos inteligencia: aceptaremos la infrecuente maravilla del dos y le perdonaremos su exceso y poco gusto como un defecto hormonal más.
Nosotras seguimos confiando en el lechuzo patrio, a mejor precio en el mercado, gana al joven portugués en durabilidad. Guapos, lo que se dice guapos... no encontramos ni todos los días, ni meses o años; pero, en este apacible rincón, tal vez quede calidad. ¡Menuda es la ternera sanabresa, alistana o de pura raza zamorana!
Este rico niño luso tiene más pinta de abusar del clembuterol y nosotras, habituadas a pedir con la boca pequeña, nos saciamos con lechuzos sanos, de los que bucean, viajan, juegan al mus o aporrean melodías mientras miman con helados de chocolate, de vez en cuando, de cuando en vez.
Y, donde esté la zarzuela, que se quite la ópera, y, donde esté un moreno español... bienvenidos sus amores.

**De España vengo, de España soy**

Dice la zarzuela que los hombres buscan mieles en los labios de las mozas: un dulce y pegajoso néctar ausente en la actualidad. La nueva generación de niñas hermosas, más que regalar empalagosos besos, gustan de libar el brebaje de otros galanes solteros.

El ejemplo lo tenemos en la falta de vergüenza de Paris Hilton y su intento de polinización de Cristiano Ronaldo. Podemos intuir que semejante cuerpo no está para que lo disfruten los gusanos. Y ese arte con los balones... Si más que comer parece que se hincha las abdominales con bomba de aire. Normal será que tenga la cabeza a pájaros y vaya de pájara en pájara, es un hombre, ¿no?

Guapo, rico,... y, como el tres en uno es imposible, no demandaremos inteligencia: aceptaremos la infrecuente maravilla del dos y le perdonaremos su exceso y poco gusto como un defecto hormonal más.

Nosotras seguimos confiando en el lechuzo patrio, a mejor precio en el mercado, gana al joven portugués en durabilidad. Guapos, lo que se dice guapos... no encontramos ni todos los días, ni meses o años; pero, en este apacible rincón, tal vez quede calidad. ¡Menuda es la ternera sanabresa, alistana o de pura raza zamorana!

Este rico niño luso tiene más pinta de abusar del clembuterol y nosotras, habituadas a pedir con la boca pequeña, nos saciamos con lechuzos sanos, de los que bucean, viajan, juegan al mus o aporrean melodías mientras miman con helados de chocolate, de vez en cuando, de cuando en vez.

Y, donde esté la zarzuela, que se quite la ópera, y, donde esté un moreno español... bienvenidos sus amores.

19.6.09

**Había una vez..."


Un circo, lleno de fibrosos trapecistas, que vuelan más que caminan; pectorales y erectores espinales que levantan barras impasibles, domadores con malas pulgas y látigo; magos del ocultismo: ahora me ves, ahora no me ves; y tantos payasos...
Ni Miliki, ni Gabi, y mucho menos Fofó, a nosotras nos enamoran otro tipo de gracias. Simpáticos, sí; con sentido del humor, atentos, vestidos a la moda, que tomen las riendas y, sobre todo, seguros de sí mismos. Ellos, es más sencillo: las quieren guapas, potentes, seductoras, que los entiendan y escuchen... pero el físico es el primer “atributo”, por no decir el “único” y dominante.
Si Miliki o Fofó se dejaran llevar por la sorna masculina y menos por la gallina caponata... alguna encontraría coqueta su intrigante nariz de bufón, pero los lechuzos se mueven por convulsiones, cualquier mujer lustrosa les puede parecer apetecible, y, siempre tan agudos, se pierden entre tanto terreno arbolado, y alguno equivoca la semilla y, en lugar de trigo, cultiva arbusto; pues aún creen que todo lo verde es comestible.
Para chiste: la burla de la atracción. Podemos toparnos con alguien que reconozcamos como interesante, pero no hay tilín, y se nos cruza un mendrugo... y la hemos liado. Las tripas, el corazón, las vísceras deciden, y el cerebro solo da su consentimiento a una decisión que el cuerpo ya tomó. Y metemos la pata, pero es peor quedarse en la rutina y no participar del espectáculo.
Si te miramos y sonreímos, no lo pienses. ¡Pasen y vean!, ¡pasen a ver el circo!

11.6.09

**Vamos de boda**


Junio, mes de solarium, dietas, tacones mortales, vestidos, acompañantes... y es que nos volvemos locas con tanta ceremonia y tan poco amor por la cartera. Si no se equivocan, no, los que consideran las bodas como un negocio basado en las mujeres: en la novia, la madrina, la hermana, las amigas de la novia, las amigas de las amigas de la novia. Ellos, traje y afeitado.
Y qué queréis, crecimos con Cenicienta y Aurora, ay, con esos donceles que te rescatan de la soledad y luchan contra brujas malvadas, hechizos y pócimas. Y ya que llega tu gran día, te adelgazas, cuidas la piel, el peinado, y te maquillan como a una princesa. Con tu vestido casto (solitario en su pureza), te ves conducida del brazo de tu príncipe azul, todo un caballero de chaleco y corbata, para vivir un cuento: y hasta que la muerte nos separe.
Mas el maquillaje se desvanece y ese lechuzo que actúa de comparsa en nuestra boda, no nos explicó que, con su regalo de un día, nosotras firmamos una hipoteca de plancha, lavadoras, niños, cuidados maternales y arrumacos varados. Bendita resignación.
Amigas, los cuentos de hadas nos han escondido demasiados enanos tintados de azul. ¿Seguiremos perdonando su torpeza y excusando una convivencia de perdices resecas? Claro que, tal y como está el mercado, más vale regusto a pájaro, aunque vuele.
Pero seré lechuza buena, esta vez confiaré en que el ñandú siga siendo encantador tras la luna de miel. Si no..., ¡a la cazuela!

28.5.09

**Educando necios**


No os confundáis, no trato de insultar a nadie, "necio" es aquel que ignora, el que no sabe lo que debería saber. Y yo, no es por señalar... pero conozco a más de uno que es tan ignorante que va perdiendo, poco a poco, lo mucho que tiene entre las manos. Así son los lechuzos, si te tengo, mal, si no te tengo... moro moro. Y no hay forma de educarlos, no.
Algunas regresamos a su vulgaridad cuando se nos cierran las alas y nos topamos con la tierra y, por mucho que intentemos escuchar Sexual Healing en versión de Ben Harper, solo escuchamos un monótono golpear de olas, en el mejor de los casos. “Get up, wake up, let's make love tonight”.
Y te despiertas y te arrolla la falta de enredos, de sentidos, simple consumo. El sexo es utilizado como una meta, como competición rápida, sin seducción, sin juego, y no hablemos de intimidad...
Y si Patronio educaba a su Conde Lucanor, sus exempla de poco nos sirven, ya no quedan agradables príncipes azules, si es que algún día existieron; no se esperan en el imaginario femenino y mucho menos en la realidad.
Tampoco busques princesas incompletas, no hay mitades sueltas ni dependencias, ya solo somos deseo. “I love myself”.
Y cada vez es peor, pues la genética está acortando nuestra infancia y adelantando la entrada de las mujeres en esa fertilidad que nos suele regalar un tortazo de madurez. Y ellos se quedan rezagados, escondiditos en su falta de seso (de las equis no hablemos). Mas, a pesar de nuestras notables diferencias, parece que los hombres también sufren el tic tac biológico y que sus cromosomas pierden fertilidad y calidad con el paso de los años, lastimica me dan ellos, pero más nuestras herederas.
Si ahora disfrutamos de los hijos de padres más o menos jóvenes, ay de las pobres que soporten los frutos de machotes defectuosos. Y yo me pregunto, si aquellos que conocemos no deben sus taras a la edad madura de sus progenitores... ¿de dónde vienen sus desperfectos? ¿Excesivo uso y disfrute? “I touch myself”.

25.5.09

**Débiles de mente**


Como por el pico muere esta pobre lechuza, el fin de semana no podía haber sido más instructivo. Cuántas veces habré menospreciado a mi grupo de lechucitos por morderse las uñas, acusándoles de ser débiles mentales dada su falta de control y su incompresible ataque a sí mismos... y va, esta reina madre de lechucitas, y permite que sean otros los que lastimen las pocas espinas que le quedan a este montón de huesos y carne. Y es que estamos para hablar...
Valórate a ti misma, os repito, no permitas que nadie te lastime, mantén tu orgullo, quiérete... Ay, mis pobres amigas, voy a ver si aprendo con vosotras la lección: más multiplicación y menos restas. Empecemos por la tabla del 2, que la del 0 me la enseñaron de un manotazo y la del 1 creo que ya me la sé.
Y es que lo de volar alto es tan liberador... que nos dejamos llevar por estas alas que tanto merecen y cuando creemos que hemos subido el Kangchenjunga, con su silencio y tranquilidad, resulta que llega un lechuzo que abre la bocaza y te despiertas contra un muro insípido y más cercano al suelo de lo que recordabas.
Y, lo que es peor, algunos incluso ganan premios con sus proezas, con letras sin donaire, con palabras sin hombría, y así se colocan sus gorritas cual corona de laureles, esperando que alguien los mire como césares y les devuelvan el orgullo y la gallardía que perdieron en una batalla que no fue tal.
A nosotras siempre nos quedará el chocolate con trocitos y ¿a ellos?, fútbol sin patatas, sin huevo y sin cebolla.

21.5.09

**Cautivando cumbres repetidas**


Nosotras, volando entre pequeños lechucitos, y la alpinista Edurne Pasaban conquistando su duodécimo ochomil. ¡Ay, qué mal repartido está el mundo!, una, escalando miles y miles de metros y yo, conformándome con el 1'80, que es bien sabido que mis alas no me permiten deslices por menores alturas; aunque, en lo oscuro..., con un arbolico de 20 me llega.
Y es que yo quiero ser como ella: una lechuza del Himalaya, mirando lo ya conseguido y sabiendo que, a pesar de ser mujer y de que todos se empeñen en resaltar su hazaña en femenino, su valía va más allá, sin distinciones sexuales, sin importar si es rubia, morena o calva.
¿Os imagináis la frescura, el olor, en la cima, en silencio...? Esos detalles que conforman los recuerdos de una primera vez, de una primera cita, da igual que sea con una montaña, un lechuzo o un corral (en el caso de algunos).
Según el portal Meetinc, el amor a primera vista existe, pero también debería llamarse a primer olor. Pues, si importante es el físico a la hora de la batalla amorosa, el tufo a ogro o tigre, más que sacar nuestro instinto salvaje, consigue recordarnos la tan traída teoría de Darwin y nuestra obligación de alejarnos de la bestia parda, en pos de la mejor evolución de la especie.
Y no les miento si les digo que no son pocas las lechuzas que eligen a los candidatos según sus posibles polluelos: "Mira, fíjate en ese, que hijos más monos tendríais, rubitos y de ojos verdes...".
Ah, no, de monos nada, prefiero la extinción, que si salen primates, se les coge cariño y luego no hay quien los eche del árbol.

18.5.09

**Flores muertas**


En mi recuerdo de Benedetti hoy hay flores muertas, porque soy mujer desnuda y en lo oscuro, porque mis ojos felinos aman, porque soy enigma y luz, porque tengo miedo, necesidad, dudas de hallarte...
A las lechuzas nos gusta tocarnos el pecho y notar un corazón coraza, uno de esos que obligan a amar porque nunca son de uno y son de nadie. Recogemos esa clásica dulzura de quien se empieza a enamorar, pero soltamos la mano en una estrategia que ni nosotras entendemos, y, así retornamos a casa a curarnos las heridas que dejaron otros, entendiendo las nuevas pistas a través de traducciones de hechos pasados: y si te prometen amor, no lo crees, y, que te miren a los ojos diciéndote su verdad, lo entiendes como una broma o un hasta luego, un adiós, tal vez.
Y es que, mientras la táctica de don Mario es la de mirarte, quererte, escucharte, aprenderte... la de nuestros lechuzos va desde las flores de tela a los bombones rancios. Y yo me pregunto, de nuevo, si esto es bueno o sigue siendo malo.
Sí, sus ternuras son evidentes: chocolate y rosas, comida rápida y flores en proceso de perecer, confirmando su amor tan masculino: algo fugaz, un repentino ya ya que luego muere.
Pero mis plumas van para canas y su lenguaje me aburre. Lechuza impasible: flores artificiales, que son cansinas de eternidad y saludan firmes y sin olor. Lechuza pasional: chocolate negro, tentador pero amargo. Para las lechuzas más osadas, solo dan aspirinas, que recoges en otra farmacia y apaciguan tu dolor.
Y la culpa es nuestra, pues, a pesar de sus lisonjas, nos quejamos demasiado, esperando, quizá, de más, pretendiendo plantas vivas, a pesar de sus espinas y pulgones.

14.5.09

**Perdidos con las pildoritas**


Si con catorce años no puedo ni votar ni tomarme una cervecita... que me expliquen por qué las adolescentes podrán meterse un chute de hormonas cual ositos de gominola.
Creo entender que Dios, la evolución o el ozono nos han rematado tan bien que nuestros instintos, las más de las veces, dejan que don Carnal gane la partida incluso a los más centrados, y quién no ha pensado: “malo será, por una vez...”, así, comprendo que la píldora del día después puede ser un buen remedio de urgencia, del que no se debe abusar y que no nos evitará otros desagradables efectos de eso que no es solo amor. Yo lo entiendo, yo me aprecio a mí y a ese cuerpo alado que agradezco a mi madre día tras día; pero los pequeños monstruitos adolescentes... ¿él con preservativo o ella con pastillita?, um.
Claro que ahí llegan los redentores de la Humanidad: asociaciones pro vida, médicos, farmacéuticos y diversos ministros del Señor, que se muestran perturbados por el uso de semejante invento diabólico, un medicamento que no es abortivo y que, evidentemente, solo será usado por no creyentes, vamos, ovejitas de otro redil.
Tenemos dos soluciones: la cautivadora e irreal abstinencia y la educación. Y no me seáis listos, que la manita no vale como animal de compañía, pecado pecado. No creo en esa tristona castidad que me convierte en hija de otro Dios, ni en los padres que dejan sueltos a sus cachorros con veinte euros en el bolsillo.
Creo en el sexo consecuente y responsable, creo en apagar esa tele que adora una sexualidad banal y simple, creo en padres sensatos y en mujeres que se amen.
Por lo demás, en el holgar y el folgar, todo es empezar.

7.5.09

**¿Todos fuimos mujeres?**



Muchas son las partes de nuestro cuerpo que han perdido o que nunca tuvieron ninguna función, y no sean malvadas, mis queridas lechuzas, no me refiero a la cavidad intracraneal de algunos hombres. Estoy pensando en las muelas del juicio, el apéndice, el coxis... (bonito nombre). Y qué me dicen de las glándulas mamarias en nuestros lechuzos; votaremos a favor de que Hugh Jackman enseñe, regale, socorra con sus turgentes relieves a todas las pobres lechuzas hambrientas de lactancia y primavera, mas, ¿qué utilidad tienen en el resto?
Parece poco probable que, en algún momento, nuestros machotes se dedicaran a amamantar a sus crías, no los veo dejando la partida a medias porque al niño le ha llegado la hora de la
merienda, “sí, hombre, con la real”.
Sin embargo, parece claro que todos comenzamos siendo mujeres en el vientre materno y que los pezones se forman antes de la diferenciación sexual y, ya puestos ahí, lógico que se mantengan sus nervios y vasos sanguíneos, por lo del gustito, más que nada. Ya bastante traumático
tiene que ser pasar de mujer a hombre, que si de lo malo a lo bueno es placentero, de lo bueno a lo malo...
Lo que no llego a comprender es la razón de que nuestros amigos perdieran un miembro tan aprovechable como la cola, si mantienen, algunos de ellos, el olor, el instinto y las manos de los monos. Para prueba, el segundo piso del Ópera un sábado cualquiera.
“¡Dúchate, que sale económico!”

1.5.09

**¿Estamos de estreno?**


Pues parece que los pajaritos cantan, las nubes se levantan y el sol enrojece labios, barbillas y carrillos… ¿los pajaritos? ¿el sol? ¿las nubes? Qué bello el mundo de las metáforas. Ay, si no fuera por esos rincones oscuros, alejados de miradas furtivas, de vecinos cotillas y de malos humos…
Qué iba a ser de estas pobres lechuzas sin la oscuridad; y quien dice noche dice gafas de sol, que, en eso, la lechuza expulsada del infierno es toda una autoridad, lo que se aprende… ya nunca se olvida, o eso espero, que la apatía no puede ser sana ni para los gatos. Caricias, mimos, arrumacos…, pero a mí no me la dan, que luego llega la época del retoce y no hay pajarillo que escape de sus jaulas afiladas. Para paseos y exhibiciones, ya están los perros.
Y es que somos así, no importa la cara que pongamos, lo mucho que arruguemos el ceño o las tortillas que nos neguemos a cocinar, si una joven reina lechuza se empeña… los moros comen cerdo, los cristianos gusanos (y esta vez sin símil desanimalizador, ag) e incluso a los sapos les sale pelo. Está claro que para cortarle la cola a un renacuajo, siempre hay tiempo.
Y el tiempo no pasa por todos, 20, 30 ó 40, son igual de escurridizos los jodíos, todo el día mojados y resbalando y resbalando. Hasta que, plash, un día te decides y cierras la tapa. Y es que el agua del Duero (lo siento, en el Esla solo encuentro lagartos de sangre fría) no es apta para el buceo, pero trae unos regalitos de vez en cuando… que me río de los afluentes, meandros y cordilleras. Lechuzas, sacad sedal y moscas, y qué vivan los cafés, los desayunos y el arroz con tomate.

25.4.09

**Hormigas, listas listas**


Las amazonas batallaban con los griegos y yacían con los gargarios, una vez al año, para evitar la extinción de su raza; oiga, no por placer, no.
Y si la mitología esculpió a esas aguerridas mujeres, en la exótica Amazonia ha surgido una hormiga que recoge sus legados: ¡nada de sexo, viva la clonación! Desde la Universidad de Arizona nos hablan de la ‘mycocepurus smithii', este insecto, que sobresale por su capacidad y eficacia agrícola, ha paralizado sus órganos sexuales para reproducirse exclusivamente por la clonación de su reina, es decir, no hay machos.
Y pensando, pensando, una se da cuenta de que las investigaciones en torno a las técnicas de clonación ahondan en una cuestión de lo más simpática: ¿Para que servirán nuestros lechuzos? ¿Solo objetos de placer, utensilios para evitar la atrofia y proporcionar disfrute?
Dado su oscuro futuro, les dejaremos, pobres, que sigan reuniéndose y agrupándose como ovejitas miedosas: uuuuu, qué viene una mujer, qué miedito.
Y así, otro año más, llegó la romería de Valderrey, y las mujeres, excluidas de la comida; ah, perdón, que la alcaldesa y Josefa Chicote nos representaban, ¿o no?
A mí, esto me huele a chamusquina. Las dos fueron como autoridades, y aún desconozco si las obligaron a cortarse los pechos y a caminar sumisas, tras los machos, o si acudieron con arco y flechas; lo que sí sé es que ellos intentan silenciar las voces críticas y yo sigo pensando que es una vergüenza.

17.4.09

**Cuaresma, Pasión y Resurrección**


Ni silencio, ni respeto, ni na. Siempre ha habido, y habrá, la típica parejita de cotillas, los hormonados que aprovechan el paso de las procesiones para demostrar su falta de inteligencia, algún vecino, haciéndose el despistado, que cruza por la mitad...
Mas, los cofrades solían guardar la compostura, porque, puestos a hacer teatro, habrá que hacerlo bien, ¡digo! Y, ahí nos tienes, guardando sitio en primera fila, un año más, para ver, en la Tercera Caída, a un congregante blandiendo su móvil; una señorita con leguis, de paseo con la Esperanza; grupitos de chachara en el Vía Crucis... y ese público maravilloso, ¡ole y ole!, que ya ni escucha ni deja escuchar ¡Qué sí, que si aguanto una hora de pie es por el Jerusalem y no por descubrir el final de la novela de la tarde o enterarme de que ese de gafas es tu sobrino, tu primo o el de la Mari. ¡Arsa!
Creyentes o no, las lechuzas apreciamos el arte y la belleza de una cultura que nos llega de la mano de nuestros abuelos. Y si acompañamos a un Crucificado o a una Virgen llorosa, entendemos que la peineta y el luto son incompatibles con mascar chicle, salirse de la fila o sonreír a diestro y siniestro, posando para la foto.
En mis tiempos mozos, mis padres me enseñaron el valor del silencio y, ahora, eso que viví, parece perdido, pues mis paisanos se han dejado ganar por las jaraneras costumbres andaluzas y son más charlatanes que un costalero llorón.
Me quedo con las pisadas calladas del Cristo de las Injurias, con lo bien que se bailan los pasos en mi tierra y con la tristeza por la falta de sopas de ajo y de entierros con trajes de gala.
¿Y si juntamos a un regio cargador con las formas de un emperador romano? ¡Oléeeee!

2.4.09

**Cuentos chinos**


Adoramos las camisas de rayas perfectas, los muebles sin mota de polvo, esa blancura... tan angelical. Y es así, palabra de nuestros ruiseñores, amén.
Por eso, ellos, tan atentos a nuestras más primarias necesidades, hacen un esfuerzo sobrehumano y nos ceden su parte de las tareas domésticas: 70%, nosotras; el resto... Ellos sí entienden lo que es el trabajo en equipo: yo me dejo cuidar, tú cuidas.
Y es sencillo, son labores femeninas, con su imborrable letra “a”: limpiar, fregar, planchar, comprar, cocinar... y es que somos las primeras, aunque solo sea en conjugaciones. A ver si la ministra Bibiana Aído nos busca nuevos verbos; nosotras, desconfiadas, nos iremos pasando al masculino de los complementos directos: los muebles, los platos, el baño, los trapos (vale, vale, es “la ropa”, pero, en mi lista, la plancha ya no cabe). Mira, el polvo, el polvo siempre les toca, da igual la letrita; el plumero está ahí, mandando, centrando sus vidas, a fuego... lunes, martes... y sábado, sábado siempre.
Y la culpa va a ser nuestra, por supuesto, y es que no sabemos elegir compañeros. Qué nos llevará a pensar que si no cocinan y son holgazanes de novios, luego cambiarán. Que nos invitan a comer... mejor a un restaurante, ¿no?, la cena es cosa nuestra y en casa.
Intentaremos pagar el piso solitas, cual lechuzas impasibles, que eso de que nos descoloquen las cosas... Mira, casi prefiero que limpien en casa de su madre.

27.3.09

**El día de la novia**


El próximo domingo 5 de abril se celebra, en muchos países de América latina, el llamado “Día de la novia”. Y es que nuestros hermanos del otro lado, que son muy formales y algo antiguos, la verdad, glorifican a las “novias” oficiales, a esas del compromiso, petición de mano, declaraciones y boda. Y yo creo que podíamos traernos, cual chocolate, esta tradición tan cursi y trasnochada, pues entiendo que, tal y como van las cosas, en unos años, cualquier lechucita en la que no surja urticaria ante la palabra “boda” será declarada bien de interés público. Por supuesto, estamos copiando todas las esencias inherentes a nuestros lechuzos: hablar bien, no fumar, nada de alcohol y el apego al compromiso.
Por ahora, sobreviven algunas de esas románticas, de esas que se ilusionan con un buen marido, que de novios, ya se sabe... no hay ni uno bueno. Y yo las admiro tanto, que no hay regalo que las pueda compensar por tanta paciencia, por tanto orgullo, por tanto saber callar... Vamos a celebrar este día, pero el regalo, de amigas a novias, que tendremos que compensarlas de lo poco que las libramos y lo mucho que nos dan.
Las lechucitas voladoras somos las que huimos, “lo que quea”, las de viajes, compras, amigos y fiestas, las tías... Y no se crean, no somos malas chicas, pues nosotras sí que sabemos callar, por qué si no... que sería de las novias y su pretendida ceguera. ¡Ánimo, amigas!

23.3.09

**La crisis del amor**


En época de negras perspectivas, una pensaba que nada mejor que darse al más barato de los placeres, e imaginaba que, con esta hermosa primavera, no habría depresión que pudiera con las “ganas” de nuestros tiernos lechucitos. Y nos las prometíamos tan felices... porque ¡Qué bonito es el amor, más que nunca en primavera! Calorcito, este aire que nos vuelve locos, tanta luz, flores y... azúcaaar. Suponía hasta un nuevo boom de la natalidad, total, para lo que nos echan por la tele...
Jorge Manrique nos igualó en la muerte, en el dolor, en la soledad de esa tierra tan fría, pero, en realidad, el cuerpo ya nos une antes, en la lascivia, en la sensualidad, en un mismo goce; pobres o ricos, guapos, flacos, calvos o tontitos, todos adictos al erotismo y al amor (o cómo lo quieran llamar).
Pero, llegó la crisis y ni ese consuelo nos queda, ya ni cama, ni lavadora, ni centrifugadora se respetan. Uno, dos, tres, cuatro... seis meses y el estrés, la inseguridad, la ansiedad provocan, pero solo insomnio, cansancio, falta de apetito, irritabilidad y tristeza, y no hay guapo que se levante ante esto.
Los especialistas advierten que los más afectados por el bajón serán los varones de entre 35 a 40 años, ¡lo que les faltaba! Lástima, nos obligan a buscarlos jovencitos, qué le vamos a hacer.
¡Venga, chicos, ánimo, arribaaaa! ¡Qué no se diga que estos culitos pasan hambre! Sigo creyendo en vosotros, ¿o no?
¡Abajo los tristes y viva el amor!

19.3.09

**¿Dónde hay pelo hay alegría?**


Ah, no, me niego, no, no, no. No pensamos admitir que vuelva la moda de los hombres velludos.
Mira, que se queden calvos no se puede remediar, es una tara inevitable que, por desgracia, no permite devolución... Pero lo de hacer de su cuerpo una imitación salvaje de la mantita del amor: no, no, no.
En este siglo de las comodidades, de la calefacción y del agua caliente, menos pelambrera corporal equivale a más intimidad e higiene. ¡Fuera la transpiración, ole los brillantes musculitos!Qué viva la cera, ras, y la depilación láser. Total, es una tortura que nosotras llevamos marcada a fuego, ras.
Y, si nosotras podemos... no me van a decir que nuestros hombretones no soportan unos tironcitos de na, ras, ras. Ya sé que ellos, pobres, intentan convencernos de eso de que a más mata, más alegría; pero va a ser que la estética bestia ya no cuela.
Nada por aquí, nada por allá, ni arriba, ni abajo, ni delante ni detrás... Bastante nos esconden sus cabecitas traidoras, como para permitirles que nos oculten esas barriguillas de escándalo. Y que no nos vengan con las afeitadoras genitales, que ya bastante pinchan sus palabras; unos tironcitos... y todos contentos.
Y nosotras, inocentes mártires, que no soportamos su sufrimiento, solo pensamos en lo agustito y fresquitos que van a estar liberados y pelados. Puestas a fantasear, invitadas por este nuevo calorcito de primavera en flor: rasgos latinos, labios carnosos, mirada penetrante, hombros y escotes masculinos y ¿peludos?, agg. Y es que el láser es al hombre como un buen primer beso: un tentador anzuelo para el amor.

12.3.09

**Marcando el territorio**


No hay troncos, ni ruedas ni urinarios que puedan contener todo ese caudal, ese líquido ámbar que nuestros lechuzos provincianos esparcen por calles, piedras y elementos varios. ¿Tanta es la urgencia o es la mejor de sus armas de seducción?
Y es que, por lo visto un fin de semana tras otro, es tan poca la evidencia de sus feromonas, que solo consiguen mostrar su esencia masculina, sembrando los terrenos zamoranos con sus embriagadores y varoniles orines. Y nosotras, ahí, hipnotizadas por sus posturas de sensualidad plena, deseosas de que sus higiénicas manos repasen nuestros cuerpos, esperando que, al igual que han olvidado dónde está el baño, olviden nuestro nombre, nuestra cara, nuestra casa... y pegen la vuelta.
Iglesia que ven, iglesia que mean. Y no es que nosotras estemos consagradas a nuestros templos, pero es que ya les huele: a ellos, a nosotras y a todo el pobre que decida pasear por nuestras bellas rúas. El más sacrificado en pos de sus necesidades: el callejón de Los Herreros. Regatos, ríos y afluentes recorren, calle abajo, nuestras suelas y tacones. ¿Y quién se atreve ahora a decir que nuestros lechuzos no son puro macho? “Macho, macho man”.
Así, aún teniendo deseos de redimir sus secretos, de sentir sus pasiones; escapamos, con un fino orgullo presumido, y los dejamos con sus eternas miserias. Podían, al menos, ser tan pulcros como los gatos y lamerse... las heridas en soledad.
Hasta que se les pase el celo, nosotras meditaremos, como juncos huecos, aullando en la noche.
“Vete, olvida mis ojos, mis manos, mis labios, que no te desean..., olvídate todo, que tú, para eso, tienes experiencia”.

6.3.09

**Una dama del amor**


¿Por quién suspiras, princesa? ¿Quieres oír un “me gustas”, un “no me olvides”? Párate, piensa, escucha… ¿Lo oyes? La vida te contempla y te sonríe. ¿Lo notas?
Tienes un corazón guardado, aún, esperando disfrutar sin pensar en la mañana, la semana, el año… Tus labios no caducan, brillan ante los placeres, conservan tu serenidad, tu belleza y se crecen de más juventud.
Y eres ave soñadora, de esas que admiran lo semejante, lo similar, lo homogéneo… de esas que buscan en el nido su cuidado y sustento. Pero los sueños, sueños son, y no te permiten ver lo que se esconde detrás de tu refugio y te conducen a un retiro ya caduco. Y quieres bailar, y te paras; y quieres éxtasis, ternura, calor; y regalas tu mantita a quien sabes que no te merece.
Eres tierna, suave, delicada y encendida, ardiente y delirante. Crees que has salido derrotada, pero yo creo que has ganado batallas que tú hiciste nobles. Te crees triste, pero ¿de verdad lo eres? Mira y observa.

Siempre serás una dama del amor.

**Amor sin caricias**


Hay sábanas vacías que huelen a humedad, a serenidad y templanza, pero que sueñan con mensajes guardados, con besos recogidos ante la gélida despedida del amor. Y, así, se enfrían los consuelos, las promesas, la maternidad…
Pero tú, amiga, no te has olvidado ni de mirar ni de tocar. No necesitas mentes impedidas por el trabajo, no necesitas cuadrículas ni facturación, ni coches, ni viajar, ni esperar… Siente, llora, exhala, destila gemidos, besos. No guardes galanteos para otras manos, ignora lo que ya pasó, sabes que no vuelve, y recréate en lo que vendrá o ya ha venido.
Eres mujer para pensar y querer, que quiere y suspira, que necesita bendiciones. Eres mujer de antes y ahora, de un orgullo y una belleza que ambiciona atenciones.

Es fecundo tu nombre y yermo tu olvido.

**Infinito amor**


No existe el tiempo para el diferente, no existen las distancias para el que solo entiende de piel, de caricias, de besos. El reloj se detiene en cada segundo vivido, en las sonrisas ganadas, en las noches de olvidos y recuerdos. En los momentos de amigos, de cartas, tal vez, sueños...
No existen frases hechas ni historias de amor marcadas, pues hay personas que entienden que lo importante es asir un presente que no existe porque se escapa, el ahora, el tal vez mañana. Un mañana que hace infinito el amor y fascina por su equilibrio, por su tenacidad, por su paciencia.
Un mañana que compensa con noches de impasibles despertares y con comidas de timidez encarnada.
Un presente de sensualidad encontrada, un hoy de pasiones robustas, de músculos para vivir, para rozar, para sentir.
Sabes que lo que tú tienes queda, que tu huella es sutil, que tu mirada quiebra el camino de quien se esconde en la oscuridad.
“Se hace camino al andar”

**Alocado amor**


Cinco horas, cinco años, cinco amigas, cinco siglos no son suficientes para apartarte de la lujuria, del desenfreno del todo o nada, del amor de llaves y bodegas, del momento....
Y el momento pasa, y quedan espinas, rozaduras y agujetas profundas, que no cierran las ganas de seguir viviendo la soledad del que nunca está solo, porque tiene noches de frío pero días de calor, de cafés, de té... de amigas, de maridos, de conciertos y reuniones. De juegos de damas.
Dueña de un corazón gratuito, de un pecho altivo por lo que esconde, de un cariño maternal y una cocina soltera.
Curvas prohibidas, labios de carne y verdad, que tiemblan por lo que ocultan.
Labios que muerden el alma y arrastran dioses del cielo, ojos que brillan ante el perfume de la luna, oídos para el trabajo y para más que el vino.
Vicio, apetito, deleite de sensualidad... mezclados con la paciencia y el disimulo del tiempo, ahogados por la ternura y las palabras, consumidos por la desazón, la confusión y el interés. Solo unos pies descalzos te tatuaron esas alas que siguen mirando al cielo.

Tú quieres, tú puedes.

26.2.09

**Ellos pecan más y mejor**


¡Y habló el Vaticano! y qué nos querían contar, ¿algo que no supiéramos?, pues le tocaba confirmarnos que hombres y mujeres no somos iguales, tonta de mí, si no me lo recuerdan, hasta me lío con la ropa interior. Resulta que no solo nuestra capacidad amatoria y los grados de egoísmo son distintos, también lo son nuestros pecados más comunes. Que si eres mujer... te tocan los pecadillos sin glamur y si eres lechuzo: toma lujuria. Jo, esto no es justo.

Y es que a todos, de vez en cuando, nos salen unos graciosos cuernecillos de viciosos pecadores, si tenemos esa suerte. Claro que no es lo mismo ir al Infierno por pasarte de soberbia que transitar por el camino del deleite carnal. Nosotras caemos ante la petulancia, la vanagloria y la vanidad, y yo sigo sin entender por qué consideran un pecado que seamos conscientes de nuestra superioridad y hermosura... si más que lozanas lechucitas parecemos pavos reales en flor.

Y digo yo, si ellos son más lujuriosos que nosotras, las cuentas no me salen: ¡No era este el pecado de dos... o tres o cuatro! ¿el desenfreno es en soledad, de unos con unos... o quién es la golfa que está disfrutando del sátiro mujeriego que me corresponde?

Nuestro segundo pecadillo sin importancia es la envidia. ¿Nosotras, de qué? no será de los lechuzos que nos rodean. A ver, quién se atreve a decir algo, quién, que no respondo de mí (tercer pecado: ira). Ellos, os vais a sorprender, ganan en: lujuria, gula y pereza. Sin comentarios.

El jesuita Roberto Busa tendrá que revisar sus conclusiones, que me ponga una cruz en la ira porque tengo gastada la suspensión y a este paso se me escapa la fiera que llevo dentro y muerdo... ¡Yuju, lujuria!

20.2.09

**Y todos contentos**


Fines de semana de disfraces: yo te doy, tú me das y todos contentos... ¡Y qué viva el amor! Claro que tanta facilidad y sencillez aburre, ¿no? Por eso le damos tanta vidilla al asunto y nos lo jugamos todo en el tie-break.
Si mis lechucitas se deciden, ellos ya tienen el cartel de “ocupado”; si se cansan de olvidar nombres y caras, solo encuentran amores perecederos; si el pasajero pretende pegarse a su piel, lo desechan como a un polizón. Si tú buscas familia, fidelidad, serenidad... te toparás con golfos; si buscas golfos... encontrarás maridos. ¿Y quién distingue esta red que nos separa?
Y, aunque es seductor lo complicado, ese cosquilleo del ahora sí, ahora no...; un día, de pronto, después de tropiezos sobre piedras poco pulidas; paras el partido y tu amigo, el de siempre, el que tuvo novia, vida ajena, casa ocupada; te abre la puerta de un refugio que sabe a erotismo y sus paredes proyectan Las mil y una noches sin venderte entrada. Así, el mundo cambia, y lo que era vulgar rota a insólito y cautivador, sus palabras tienen empuje y sus silencios..., ay, esos silencios.
Si el pasado no nos olvida, por qué negar el pasado. Prefiero pensar que lo vivido nos conduce a encontrarnos, que los malos momentos y ciertos ejemplares eran necesarios para apreciar otro tipo de entrega, para ser más sincera, más completa, más tú.
Y, si algún día cantan “iguales”, recréate y disfruta de la carne del león.

** LAS LECHUZAS PUBLICADAS **

 
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