20.10.11

**Las chicas de las plumas**



Gracias por haberte cruzado en mi camino, corazón. Así, tan fácil, no debería importarles reconocerlo: dejar de evitar a las chicas de las plumas, lindas lechucillas, puede ser una experiencia inolvidable. Qué importa si te levantas con un zapato de diferente forma o color ¡Para lo que hay que andar, mejor sentirse bien!
Los lechuzos pretenden no complicarse la vida con lo que no pueden comprender, no les van ni las esperas ni los quereres que usan plumas. Nosotras contamos esferas, hacemos dibujos con chocolate caliente y animamos en los conciertos... Lo malo son los sueños: soñarnos es perdernos, pues las plumas son volátiles y solo tocan el aire si no les ponen carne viva para agarrarse, necesitan vivencias, tentaciones y alguna que otra melodía, aunque sea de amor. Difícil esto de elegir un par, difícil esto de compartir.
Son distintas las apetencias femeninas, al menos las nuestras, no voy a generalizar, que ciertas querencias pijas ni yo entiendo. Si alguien necesita pistas, le diremos que insonorice hilos musicales de encuentros sucios más que carnales, que olvide agujeros vacíos, cabezas de una mirada y nada a cambio. Adivina dónde te llevan las perversiones de su cuello, tu mano ciñendo las caderas, buscar lo que no se encuentra, su piel, tus viajes con vuelta inmaculada y las puertas cerradas a tu paso y al suyo. Así no tendrás nada y lo esperarás todo. ¡Qué lindo aplazamiento!
Con cuatro días, tal vez dos, llamarás egoísta a la luna, llorarás al sol y reposarás tu cabeza en su vientre algo más que una vez por semana. Amigas lechuzas, tan jóvenes, pero tan viejas. Tan vividas, pero tan nuevas, queridas y odiadas. Volando sin prisa y sin sombras.

17.10.11

¡Y qué me importa si no me quieres!


“ ¡Guapa!”, “¿dónde te llevan esas bellezas de piernas que te acompaño?”, “te comería toda”, “¿estás en obras, con ese polvazo que llevas encima”, “con un culito así no necesito ver tu cara”… y podríamos seguir con más lisonjas pegajosas de amor henchidas.

Las lechuzas heredamos de nuestras madres, benditas ellas, la resistencia muda ante ese ánimo exhibicionista masculino que solo en estos casos se muestra verbalmente, ¡pobres, ahí se quedó su dominio de la retórica, la hipérbole y la lengua en sí!

El piropo no pasa de ser una mera demostración de deseo, de impotencia o falta de posesión; pocas veces faltan y algunos hasta hacen reír, siempre por dentro, que si sonríes… juerga padre y ánimo para ese lechuzo abiertamente cariñoso. Tampoco puedes contestar su juego de palabras, le fastidias al piropeador su normalmente escasa gracia y, con la crisis, habrá que cumplir con la benevolencia. Y, qué me decís del ataque en grupo, una muestra más de que necesitan amores de tres: ¡vamos a buscarles amiguitos!

Seas de piernas finas, muslos contundentes o pechos más que turgentes, lo cierto es que tus labios corren peligro por lo que escuchan tus ojos, pues una cosa es ser fantasía y otra es ser sueño de pervertidos, no, eso no, o de tocadores públicos, no, no.

Te pueden hablar de tuberías, jugo de limones, de mañanas o de luceros y soles, románticos, groseros, largos o cortos, pero todo va a lo mismo, mucho nananana y poco liriliri. Zalameros de lejos y holgazanes de la conquista cuando están cerca. No importa que sean grises, negros o colorados: si nos gustan con músculo, nos toca obviar valentía, restaremos milongas y nos burlaran bailes y canciones.

¡Necesitamos más gente para esta banda rockera! Excluidos los cazadores de linces, las golondrinas que pasan, van y vuelven y los “amoresdemivida”.

** LAS LECHUZAS PUBLICADAS **

 
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