1.5.10

**Pasiones efímeras**


Con el permiso de Bibiana. ¡Malvados cuentos, príncipes y sapos!, culpables todos de que las lechuzas hayamos creído que nuestro mundo está distanciado del masculino. ¿Sentimos diferente, entendemos las caricias, buscamos literatura en la pasión? No será esta vieja rodeada de plumas y plumillas quien niegue una superioridad intelectual, no seré yo quien se permita despreciar una mayor capacidad para aprehender, para respirar profundamente, para apreciar el mundo sensible, lo mágico, plástico, bello, azul…

Pero las estadistas progres se equivocan, la fantasía sentimental de los clásicos infantiles no ha arruinado nuestra personalidad femenina. Qué fue antes: ¿la mujer o la princesa?, ¿el amor o el cine? Y estas ministrillas, cuando se ponen, se ponen; miedo me da, no les dé por censurar la emoción de Casablanca, Cyrano, Amelie, ay, Los puentes de Madison… o toda expresión artística que nos engañe con un mundo de hombres buenos y amantes inteligentes. Sí, escasean, no nos engañemos; mas, o poco nos aprecian ellas o confían demasiado en nuestra ignorancia…

En Caperucita encontramos el ejemplo adecuado, una metáfora perfecta de lo selecto de nuestro radar. Cierta es la querencia por los caminos largos y sinuosos, por la lentitud en pasos y manos, por las palabras susurradas al atardecer… que hacen que nos dejemos morder por los que van de lobos. Vigorosos, labios de aquí y ahora, peligrosos hasta la extenuación, llevan nuestra piel y estos huesos que nos comen hasta el límite de lo prohibido, de la muerte, del dolor… Un momento para el no pensar y el sentir… efímero.

Pobres lobos desechados, se pierden en nuestros ojos, pechos y besos y acaban disecados en el álbum de nuestros recuerdos. Una muesca más de un rifle que solo soltamos cuando aparece un cazador. Más sereno, más íntimo y sincero, menos peligroso pero perdurable. Y, a pesar de que no nos guste su camisa, siempre nos queda el asombro, la sorpresa, el secreto oculto que un lobo nunca podrá entender.

El lobo ibérico, cazado de noche, fiera solitaria y triste de día.

¡Queridas lechuzas, nos queda mucha vida para el separa y recicla!

** LAS LECHUZAS PUBLICADAS **

 
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