12.2.09

**Ritos de pena**


San Valentín se queda corto, sí señores, en eso de dar pena (contamos los minutos que restan para desenvolver esos regalos comprados con el original afecto del dinero), pues yo, vieja ave enamorada de la Semana Santa, sigo sin entender a qué “narices” le temen estos falsos creyentes de no sé qué: igualdad, derechos y amor al prójimo, ja. Si ni capaces son de organizar dos filas...
Discúlpenme por tener caderas y porque resalten en mi anatomía bultos blanditos muy alejados de los tumores malignos que algunos tienen por cabeza. Estoy pensando en flagelarme y cortarme los pechos, esas armas cargadas por el diablo de la tentación. Y es que las tres “ces” (católicos, cavernícolas, cabríos) me alteran los humores del cuerpo con tanta estupidez y ya estoy por arrojarles las almendras a la cara.
Juramentos, recogimiento, penitencia... Después de que los hermanos de la Cofradía del Santísimo Cristo de las Injurias hayan decidido ratificar su ya conocida hostilidad hacia las mujeres, entiendo eso del silencio. Cómo iban a explicar a sus hijas, esposas, madres, amigas, amantes y compañeras que las consideran inferiores o indignas de su disfraz de caperuz rojo.
Doy gracias por ser diferente, doy gracias por poder elegir dar vida, doy gracias porque ellos me ayudan a valorar lo que significa ser mujer. Amén.
Queridas lechuzas, deberiais aceptar sus ramos de rosas y rezar para que su afonía se mude en eterna. “Unga, unga”.

** LAS LECHUZAS PUBLICADAS **

 
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