24.9.09

**No permitiré que nadie te arrincone**


Esta lechuza ha mudado sus plumas al blanco y negro, los colores del luto. Grease nos presentaba a un Travolta que, sinceramente, siempre me pareció un insípido tontainas; su gomina y sus caderas, en mi piel, provocaban indiferencia. Sin embargo, Patrick Swayze respiraba diferente, le sobró con un guion sencillo y una música endiabladamente carnal para que Dirty Dancing abriera los ojos lujuriosos de la fea adolescente que todas llevamos dentro.
Ahí estaba la chica normalita, empollona y algo torpe, camelándose a un machote, todo vestido de negro y bien apretadito, dejando los músculos sin respiración, de tanto estrujar: “No mires abajo, a los ojos”, ¿a los ojos?... Toda una lección: ¡nosotras a darle a la cabeza, ellos, al ritmo!
Así crecimos, anhelando que nos llamaran baby mientras nosotras cantábamos: Come here loverboy; mirábamos las aguas del lago sanabrés imaginando acrobacias varias y desnudábamos a los malotes de turno, suponiendo que, en sus piernas, se escondía el ritmo de la música negra. Luego no me preguntéis de dónde me viene el rencor: qué ha sido del lechuzo masculino hasta la extenuación, de ese loco valiente que no permita que me arrinconen, de ese culito respingón... ¡Maaaambo!
La cojera de Norte y Sur tenía su punto, tan combativo él y, aunque en Ghost me perdió tanto amor fantasmagórico, la alfarería adquirió nuevos encantos. Por todo eso, su nombre me sabe a soul y a amores de verano y permanecerá para recordarnos que no hay independencia que nos libre de seguir pirrándonos por cuerpos que segreguen seguridad, aunque sea uniformada.

** LAS LECHUZAS PUBLICADAS **

 
masdeseisosiete