17.2.12

**¿A las mujeres nos gusta el porno?**



¿Y tú me lo preguntas, amor? duro eres tú y nosotras bastante tenemos con tus uñas rasgando corazones una y otra vez. Entiendo que el porno a lo tremendo no se ha pensado en femenino, pero hay quien nos ha confiado un cine de alma soul, cuidado en imágenes y letras, con los orgullos altos y los sentidos arropados. ¡Un regalito desde Suecia con la erótica de Erika Lust!
Otros no reniegan de esas películas de acróbatas e, impasibles al daño, suben niveles en sus apetencias: azote, fusta, correa… Yo, para tu desgracia, he descubierto el peor castigo: quiero que te duela que me quieras, que todo lo que en ti hay de razón se dé la vuelta a favor de una monogamia enfermiza y solo tuya. Es mi vicio tu castigo. ¿Hay algo más inmoral que enamorarse? ¿Más amenazante o perdidamente estrangulador?
Algunas, cansadas de esos lechucillos exencantadores y exqueridos, lo han aprendido y nada más indeseable desean que llenarlos de todo el amor que les quepa. ¡Esto es la guerra, lechucillas! 
Y en ese viaje común estamos: enamorarse duele. Ares contra Marte, Afrodita contra Venus, unidos y en lucha encarnizada, batallas entre amores y guerras, entre pareja, compromiso e igualdad. Guerra con guerra no casa, amor con amor tira a rancio y esa es la regla que contiene y tapa la realidad: el amor agarra por el dolor porque la pareja nunca coincide y es variable: del deseo al hacer y, del hacer, a solo ruido y, finalmente, al silencio. Tú vas, yo ya vengo.
Nos han educado en la espera de un solo ser que nos aporte todo y nos barnizan de ideas románticas, de discreción, de querer a través de las cegueras, femeninas normalmente, y en casa nos omiten el miedo y la pena y la invasión y el disfrute de dar guerra. Mas creces y dejas de creer en pájaros cantores o en vidas que florezcan el día que me quieras, porque el amor está atado al dolor, en lo bueno y en lo malo, dolor de mi cuerpo al quererte, dolor de intentar olvidarte.
A mí no me importa parecer recta, respetuosa y sensata, ni nuestro fin ni sus términos, por eso mis operaciones serán ofensivas, saldremos del camino, seremos enfermos de calenturas, unos locos empeñados en darse guerra: si no podemos escapar a los afectos, buscaremos barros entre cuerpos de azúcar y sal.
Tú mira si mis pies aún se encogen con tus pasiones y yo te uniré con Loctite a las patas de mi cama. Pegar y despegar y volver a pegar entre mis dedos o cogido en mi sofá. Ya que amar duele, al menos que nuestro porno sea de gusto.

** LAS LECHUZAS PUBLICADAS **

 
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