16.7.09

**Esclava de tus pasos**


Las más pipiolas torturan sus pies con tacones de distinción y centímetros imposibles, pues la generación del danone ha visto fortalecidos los huesos y menguadas las ideas. Pero, qué recriminar si, para nosotras, nada vale: pechos, cabellos, rostros..., lo grande se cae, lo pequeño no llega.
Y así, las lechuzas, educadas a maquillar nuestra desnudez, vivimos atadas a espejos y mentiras. Somos afeites y retoques de color, porque dejamos ganar a lo irreal, a quienes odian nuestra libertad porque no entienden lo que es ser mujer.
El photoshop y el maquillaje, como juego, tienen su punto. ¿Qué lechuza no quiere sentirse mona? ¿quién no quiere una sesión de arreglos tipo Presley? Es divertido, sí.
No tiene la misma gracia inyectarse una toxina que estanque los pasos de la edad; sufrir un mes de inflamación, de dormir boca arriba, de cicatrización... para lucir “unas buenas tetas”, fingidas, extrañas, de dureza artificial. ¿Es gracioso perder acúmulos grasos con un aspirador chupa que te chupa tu cuerpo?
Levantarse un día y ser trasparente, no despertar admiración, envidia y deseo es duro, y muchas, en lugar de valorar los años pasados, compran esas caras de bufón que no pueden escapar del tiempo.
A mis lechuzas, no, a ellas dadles recuerdos y un futuro de amor propio, pintarán canas con cremas para una piel venerable, gimnasia y tratamientos de chocolate, caviar, oro... Dadles movimiento, mordiscos sin atajos, caricias. Que no sean esclavas de una belleza cautiva del tiempo.

15.7.09

**Comer es un placer**


Genial, sensual... No sé por qué no me sorprende eso de que los españoles encuentren su mayor placer en hartarse de comer, en saciar sus impulsos a fuerza de tortillitas, paellitas y gambitas varias.
Y, entre todos los alimentos que nos llevan al pecado, nos gana el chocolate, y es que las lechuzas también entramos en la encuesta, y puestos a sustituir... Porque, no nos engañemos, para que lleguemos al clímax físico, necesitamos un entorno satisfactorio, un comensal avezado, buena combinación de ingredientes y técnica a fuego lento, y si es en horno de leña, mejor que mejor. Y, con el manjar negro, nos ahorramos tanta búsqueda infructuosa y desilusión final, viene todo bien empaquetado y se derrite por tu boca, sin esfuerzos, sin engaños y desde el primer momento, sin tener que esperar que los años lo maduren o mejoren su sabor.
En el orden de los deleites: la comida, la familia, viajar, el chocolate y el sexo.
Este estudio, realizado por el sociólogo Javier Barraycoa entre 8.351 personas, concluye que las mujeres encontramos con más facilidad los caminos del disfrute. Quizá por nuestra capacidad de automimarnos, o porque hemos evolucionado hacia una superior inteligencia emocional, que nos permite comunicar deseos, identificar problemas, conmovernos y, sobre todo, fantasear.
Nosotras evocamos, idealizamos, soñamos, ellos siguen siendo fantasmas del: “No quiero hacerte daño y que te cueles por mí”. Mira, la risa, otro inefable placer.

** LAS LECHUZAS PUBLICADAS **

 
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