
Ni rojo, ni rosa, ni na... el color de moda es el blanco, el blanco sandía. Pasemos del azul viagra, porque ha llegado la verdadera sandía del amor. ¡Yujuuu!
Al final, le vamos a coger el punto a los científicos encargados de las cosas raritas, no sé a qué mente privilegiada se le ha ocurrido analizar los componentes de la nueva fruta de la pasión, pero ha descubierto que contiene licpoeno, betacaroteno y citrulina, que se encuentra, sobre todo, en la parte blanca de las sandías y ayuda a animar a nuestros lechucitos y a ponerlos a tono, dilatando los vasos sanguíneos e intensificando todo su potencial.
¡Adiós a la disfunción, viva la pasión! Si es que esta tierra tenía que dar cosas buenas.... brotamos nosotras y esa fruta de lunas rojas, ay, qué ilusión.
Dejaos de pulseritas, cenitas y regalitos varios. Que nos vendan sandías por Reyes y por San Valentín, que sale baratito el regalo y nos proporciona sonrisas a todos. Estoy por poner una plantación en la terraza, e, incluso, dispuesta a pedir un crédito para un invernadero. Por nosotras, que no quede.
Este estudio glorioso afirma que la sandía aumenta la capacidad amatoria, mas eso ya es pasarse. ¿Amatoria, dice? No se ha inventado aún esa pildora maravillosa que consiga que ellos aprendan a amar. Pasión, vale, cierto cariño, a veces, pero amor... ¡Anda ya!
No os ofendáis, mis queridos lechucitos, creo en la diversidad y confío, confío en que lo vivido no nos lo merecíamos y en que “la vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida...”