9.10.08

** Carne blanca de sandía **


Ni rojo, ni rosa, ni na... el color de moda es el blanco, el blanco sandía. Pasemos del azul viagra, porque ha llegado la verdadera sandía del amor. ¡Yujuuu!
Al final, le vamos a coger el punto a los científicos encargados de las cosas raritas, no sé a qué mente privilegiada se le ha ocurrido analizar los componentes de la nueva fruta de la pasión, pero ha descubierto que contiene licpoeno, betacaroteno y citrulina, que se encuentra, sobre todo, en la parte blanca de las sandías y ayuda a animar a nuestros lechucitos y a ponerlos a tono, dilatando los vasos sanguíneos e intensificando todo su potencial.
¡Adiós a la disfunción, viva la pasión! Si es que esta tierra tenía que dar cosas buenas.... brotamos nosotras y esa fruta de lunas rojas, ay, qué ilusión.
Dejaos de pulseritas, cenitas y regalitos varios. Que nos vendan sandías por Reyes y por San Valentín, que sale baratito el regalo y nos proporciona sonrisas a todos. Estoy por poner una plantación en la terraza, e, incluso, dispuesta a pedir un crédito para un invernadero. Por nosotras, que no quede.
Este estudio glorioso afirma que la sandía aumenta la capacidad amatoria, mas eso ya es pasarse. ¿Amatoria, dice? No se ha inventado aún esa pildora maravillosa que consiga que ellos aprendan a amar. Pasión, vale, cierto cariño, a veces, pero amor... ¡Anda ya!
No os ofendáis, mis queridos lechucitos, creo en la diversidad y confío, confío en que lo vivido no nos lo merecíamos y en que “la vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida...”

7.10.08

**La ceguera de Saulo**


Una apóstol liberador, un ángel del lado oscuro, ha surgido de entre las alas de los lechuzos y viene a rescatarnos de nuestras creencias, de nuestra insulsa vida de esperanzas. Con lanza ataca nuestras palabras infieles y acusa de anticuados nuestros espíritus.
La pregunta es sencilla, ¿nos elevará al cielo de los lechuzos o pretende hundirse con nosotras en las brasas calentitas del averno? Sus impertinencias demuestran el valor aguerrido de quien manda a sus esbirros, piruleta en mano, a abonar sus deudas. Pero mis lechucitas son peligrosas y de Zamora nace su compromiso de no pagar a traidores. Esperamos, ilusionadas, la batalla con un enviado despierto y dotado. Aménnnnn.
Lo triste de todo esto es comprobar una realidad patente: si nosotras nos arreglamos y nos ponemos monas, lo único que sacamos del lechuzo de turno es un: “umm”, si es que se percata del cambio. Sin embargo, si la hortera de turno se pone una minifalda hasta el cogote o se pinta las uñas de rojo pasión… eso es otro cantar. Aún pintadas como puertas, esas rubias oxigenadas que presumen de cerebro de mosquito y poca clase, tienen el don de conseguir que ellos las miren, graven las medidas de su talle y deseen arrancarles los harapos sin contemplaciones.
¿Quién peca de mal gusto aquí? Ellas utilizan sus armas y ellos pican ¿Quién es más necio? No son modas nuevas las de las meretrices, y ellas no se quejan de su falta de efectividad.
A ver si es verdad que este apóstol consolador es la primera muestra de una especie dispuesta a descubrir dónde está la excelencia y no cae en las garras embriagadoras de la ordinariez. Mas me temo que este lechuzo es más Saulo que apostol gallego.

** LAS LECHUZAS PUBLICADAS **

 
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