
Sensible, tierna y especial, una Norma Jean ahogada tras la cara platino de Marilyn. Incluso ella dudaba de su voluminosa belleza y, resignada a no ser querida, dejó para la intimidad esos “Fragmentos” poéticos que mostraban su inteligencia. Y es que las lechuzas, si dejan ver algo, es solo una insinuación de todo su atractivo interno. Un hombro, una pierna, el intervalo entre unos pechos… no son apenas nada. ¡Tanto y tan bueno!
Sus películas y versos me saben a besos clásicos… llenos de picardías, ideas, literatura. Y, sobre esos mordisquitos en el alma de los labios, me pregunto: ¿queremos novelas oscuras, policíacas, de buscar al ladrón oculto o preferimos esos besos ahítos de caricias, los que susurran sin apenas tocar? ¿Con los ojos abiertos o con la imaginación? Los besos con la mirada cerrada siempre me han parecido más románticos, porque parece que, en la vida, las cosas realmente sentidas se hacen a oscuras. Mas no contaba yo con la imaginación de los lechuzos… Si su pupila azul se posa en nosotras, tampoco será mala cosa que se centre solo en ti y en tu pequeña boca, ¿no?
Es decir, no pongas tan caros tus besos y, si te topas con un buen cuerpo, deja que te cante un lento kiss me love y se llenen de deseo sus ojos, su boca, incluso sus palabras. “Poo pooo beee dooo!”