13.1.11

**Con uno es suficiente**



Dicen los que entienden de estas cosas de la mente, que el primer beso permanece en nuestro recuerdo por los siglos de los siglos… Y esto es una crueldad infinita, porque los primeros… nunca dejan buen sabor: es como un tonteo ridículo entre, por lo menos, tres narices y cientos de dientes babosillos. Sea el primer amor, el primer achuchón, marido o cita, siempre nos queda la sensación de que nos dejamos algo por hacer o que hablamos de más o quisimos de menos.
Y cuando se es lechuza maliciosa, ese es nuestro purgatorio, por el que pasar una y otra vez, como si fuera el monstruo de la última pantalla, que siempre se cruza en el camino después de muchas bombas, saltos, manzanas, melones, pomelos, limones y sandías varias. Una, dos citas y dicen que la tercera… ya es amor, ja, si no podemos ni superar el inicio… cómo espera nadie que encontremos al príncipe de Persia; el jodío, él con dagas y espaditas y nosotras a pecho descubierto (turgente, natural y por descubrir, eso sí).
Sin embargo, ciertos lechuzos tienen la rara habilidad de convencer con su sonrisa picarona y, cuando te quieres dar cuenta, estás encajando las piezas de un tetris de trabajo, familia e hijos por educar. Es tal su portento que las más impasibles, tan solo con una cita, beben de sus bocas ese chupito envenenado de “con uno basta”. Y estas pobres esposas se creen con derecho a un servicio de reparaciones que se haga cargo de todos los defectos de fabricación. Ay, lechucillas, a los 2 años la garantía caduca y no funcionarán ni con celos ni piques varios.
Dos, tres, cuatro... nunca sobran.

10.1.11

**Un Baltasar menos oscuro**


Sorprendida me hallo tras tantos regalos, y el mejor de todos me lo trajo Zapatero, que, con tanta unión de naciones, se ha portado como un auténtico rey de Oriente y ha limpiado mis aires de humo, y digo míos, porque las aves nocturnas paseamos entre tabernas y los vicios de otros nos nublaban el entendimiento, y he dicho de otros.
Pero hay tantos que no ven las ventajas: ahora los fumadores disfrutan de la luna, del fresquito nocturno, ejercitan las piernas y descubren, junto a otros conquistados por la nicotina, lo bueno de una conversación profunda sobre el amor, el trabajo, el socialismo…
Más obsequios de año nuevo: grasilla en las caderas y polvorones pegados en las barrigas propias y de extraños. Mas, penas fuera, lechucillos, a más manteca y roscones acumulados… más estrógenos para la resistencia, o eso dicen unos investigadores turcos. Y ahí está la duda, y yo no sé qué aconsejaros, ¿seguimos decantándonos por los finos y bellos amantes de lo precoz o damos preferencia a los gorditos de pinchitos, figones y Santa Teresa cola?
El caso es no darnos nunca el gusto de tenerlo todo en uno: cuando están guapos… siempre somos una más de sus frentes entre rubias y morenas y fallan en el remate; si sus abdominales flotan en la gordura… muestran mejores inclinaciones hacia la cordura, pero… Vamos, que ahora entiendo el placer que producen las gambas a la mayonesa, mucha cola y poca cabeza.

** LAS LECHUZAS PUBLICADAS **

 
masdeseisosiete