22.1.10

**Rezungando en la oscuridad**


Sí, sí, me encantan los vocablos que suenan a dialecto, a leonés, a Zamora y, aunque a la RAE le importe más “quedar bien” con gallegos, vascos y catalanes, yo, dueña de mi lengua, me niego a utilizar la “o”, el “rezongar”..., esta lechuza no es ni usmia en “úes” ni en lumbre y gusta de cucear entre sus propias alas.
Y será que ando agudica por lo que la grasa, chacho, ahora que me observo, lleva años en huelga contra mis caderas, algo que no me incomoda, salvo por esa tendencia masculina de disfrutar de los encantos de esa chicha tan aguda en arrimarse a posaderas femeninas.
Para terminar de mancar mi autoestima, resulta que en Oxford han descubierto que las caderas, traseros y muslos prominentes son más sanotes y ayudan a prevenir enfermedades circulatorias, evitando la obstrucción de las arterias, y regulan la insulina, por lo que se previene la diabetes. ¡Churros, curruscos y campeches, que, donde hay miga, hay alegría!
El problema, lo siento por las aves lambrucias y amigas de la pancetita, es que, si te pasas en la dosis de tocino subcutáneo en semejante zona, no hay dieta que lo incomode y lo haga emigrar de tus lozanas caderas, algo mucho más sencillo con la acumulación adiposa en la zona de la cintura o abdomen.
Mas siempre contaremos con el dulce alivio de hortalizas, ejercicios varios y frutas, un alimento tan ligado al amor de Don Melón y doña Endrina. Él, conquistador de palabras, ella, desconfiada, inteligente lechuza medieval: “Los hombres son engañosos y engañan a sus vecinas”. ¡Buena jera y cuidado con remejer en la oscuridad!

19.1.10

**Mientras nieva sobre los cerezos**


Puedo escribir los versos más tristes cuando llueve, cuando el cielo nos inunda gris; pero, con la nieve… no sé si será porque el blanco gana a la oscuridad, mas lo cierto es que algunas noches no acaban en amaneceres y el día calienta un poquito más, recordando esa primavera escondida.

Y mientras sigue nevando, lloviendo, helando, el Duero crece al ritmo de las prisas de los lechuzos zamoranos por encender la leña de tu “hogar”. ¡Tan majos ellos! Y nosotras, desconfiando, cuando los pobres solo buscan el bien de nuestras delgadas líneas y aprender un poco de sintaxis, gramática, ortografía corporal, tal vez.

El frío trae estas cosas: “Hay prisa, hay prisa”, y ahora todo son cines, películas acurrucados en la manta del amor, rodeando cinturas con parchís y cafés varios. Y ellos, lejos de relajarse, activan su musculatura y refuerzan sus ataques con aromas intensos, con selección de pañuelos y cuidadas costuras… ¡Viva las rebajas y los pisos en propiedad!

Locas de actividad, mensajitos y llamadas, ya no sabemos si el sábado es viernes, el viernes lunes… si dormimos o despertamos; si engañan, engañamos o el recuerdo nos hace recelar de más. Al final, ellos no son más que instinto, una llamada a desgarrar, a fomentar la desnudez, a mover el mundo... Y a nosotras, gatas con alas, nos va costando rechazar una buena pelea, que si el contrincante desconoce versos, su cuerpo, sensual, ya pagará su inexperiencia poética: ¡Sssshhhhhhh!

Ahora solo nos falta educarlos en el silencio, que morder, amarrar y dormir ya saben.

** LAS LECHUZAS PUBLICADAS **

 
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