26.3.10

**Y los gorilas desaparecen**


Lejos de la habitual ironía y buen humor de esta sección, lo melancolía aparece con el adiós del gran simio que pervive en el Congo, otra belleza guiada al olvido en tan solo quince años. Y mientras unos nos abandonan, los grandes lechuzos, monos y puercos zamoranos se siguen agarrando a sus posesiones de tal forma que ni cuando meten la pata son capaces de mostrar su hombría y reconocer el fracaso.

Por qué salir lastimado si siempre habrá otro al que explotar, de quien abusar por dinero, a quien picotear, agredir o burlar. Nunca pretendí meterme con la venta carnal de los cuerpos: es complicado juzgar a dos que llegan a un acuerdo libremente; solo la esclavitud merece mi recriminación, la sumisión exigida, las mentiras del poder…

Qué eres un negado en eso de dar amor: el billete te salva de la soledad lúbrica; qué colocas y despides a quien no debes porque eres el amo del universo: ya aplastarás a los lechones que pequen de inocencia y demasiada juventud.

Y es lo que tiene ser pipiolo, nunca aciertas con lo correcto: si sales porque sales, si no sales porque juegas al póquer y si juegas al póquer, ten cuidado si ganas. Miren ustedes los botellones: “qué horror”, “a lo que vamos a llegar con estos jóvenes”. Pero ten más de treinta, salta a una Virgen y camina hacia El Rocío: ooooh, se emborrachan y drogan por devoción. ¡Anda ya!

22.3.10

**Ellos más, pero menos**


En pocas cosas nos ganan los lechuzos, y eso no es novedad: en músculos, calvicie y en grados de amistad, rasgos pegados a sus alas; en lo demás… Pero como una no se acostará… resulta que un estudio sobre el alma humana acaba de darnos otro golpe en la boca: en ellos perdura el deseo sexual hasta cinco años más que en nosotras. ¡Lástima, ya empieza otra pelea por ver quién aguanta más, quién puede mear solo, quién hacerse la colada…!

Mas, esperad, si ahora no me fallan los datos estadísticos… los lechuzos agotan su vitalidad primero, fallecen, estiran las alas, cortan sus vuelos antes que mis queridas lechucitas, dejando tantas desconsoladas viudas del amor… Esto lo explica todo, y es normal, que su libido dice adiós… su cerebro la acompaña allá abajo, a sus entrañas, a sus deseos. Si su querido brazo deja de sentir… para qué vivir. Ay, desconsoladas vidas que la falta del vicio deja.

Ánimo, chicos, que nosotras os acompañamos en vuestra pena y por eso vemos como divina vuestra lozana juventud.

** LAS LECHUZAS PUBLICADAS **

 
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