27.12.10

**Por amor al arte**


Yo soy una auténtica lechuza mecenas, pues amo profundamente el arte. Pero no ese renacentista del óleo, la poesía o el romance con volúmenes femeninos, me gustan los músculos sencillos.

Siempre las mujeres hemos sido la referencia de la imagen, curioso que a los lechuzos no se les imagine surgiendo entre las aguas, cual perla en una concha, y sí más de blanco desnudo de mármol, frío, vacío, sin ojos que dejen ver… Imagino que somos musas de la literatura por la vida que hay detrás de cada una de nuestras miradas, porque por cuerpos… ¡ay, qué listicos griegos y romanos!, dónde este un miguel ángel morenazo, no hay sitio para más ideas. Y como del mundo de las ideas yo no quiero entender, me quedo con el arte, el que no tiene utilidad ni sentido, el surrealista, el de la belleza que nace de los sueños, no quiero palabras y sí sonidos sin reglas; de tus manos regálame solo la piel, en un juego de amante y amigo, aráñame, pero no busques carne prohibida a tu mente.

Los lechuzos son, más bien, de otro tipo de genio y su duende se va más a eso del arte de ofrecer gato por liebre, un artificio que no precisa inteligencia pero al que sí que le sobra testosterona.

Dice la lechu de los zapatitos que de un hombre solo pide que la quiera, lo cual, dicho de su boca, parece hasta poca cosa. Y es que la niña tiene espíritu de ganadora y es ambiciosa, y aún cree en ojos azules, no me escucha, pero debería centrarse en el David: callado, inmaculado, impoluto, ¡tócale y déjate de quereres!

¡Feliz Navidad, lechucillas!

** LAS LECHUZAS PUBLICADAS **

 
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