17.10.11

¡Y qué me importa si no me quieres!


“ ¡Guapa!”, “¿dónde te llevan esas bellezas de piernas que te acompaño?”, “te comería toda”, “¿estás en obras, con ese polvazo que llevas encima”, “con un culito así no necesito ver tu cara”… y podríamos seguir con más lisonjas pegajosas de amor henchidas.

Las lechuzas heredamos de nuestras madres, benditas ellas, la resistencia muda ante ese ánimo exhibicionista masculino que solo en estos casos se muestra verbalmente, ¡pobres, ahí se quedó su dominio de la retórica, la hipérbole y la lengua en sí!

El piropo no pasa de ser una mera demostración de deseo, de impotencia o falta de posesión; pocas veces faltan y algunos hasta hacen reír, siempre por dentro, que si sonríes… juerga padre y ánimo para ese lechuzo abiertamente cariñoso. Tampoco puedes contestar su juego de palabras, le fastidias al piropeador su normalmente escasa gracia y, con la crisis, habrá que cumplir con la benevolencia. Y, qué me decís del ataque en grupo, una muestra más de que necesitan amores de tres: ¡vamos a buscarles amiguitos!

Seas de piernas finas, muslos contundentes o pechos más que turgentes, lo cierto es que tus labios corren peligro por lo que escuchan tus ojos, pues una cosa es ser fantasía y otra es ser sueño de pervertidos, no, eso no, o de tocadores públicos, no, no.

Te pueden hablar de tuberías, jugo de limones, de mañanas o de luceros y soles, románticos, groseros, largos o cortos, pero todo va a lo mismo, mucho nananana y poco liriliri. Zalameros de lejos y holgazanes de la conquista cuando están cerca. No importa que sean grises, negros o colorados: si nos gustan con músculo, nos toca obviar valentía, restaremos milongas y nos burlaran bailes y canciones.

¡Necesitamos más gente para esta banda rockera! Excluidos los cazadores de linces, las golondrinas que pasan, van y vuelven y los “amoresdemivida”.

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** LAS LECHUZAS PUBLICADAS **

 
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