20.8.09

**Alerta amarilla**


Ahora frío, ahora calor, y seguimos con el verano de los locos. El mismo delirio de siempre: solo sé que no sé nada. Frenesí, ensoñaciones, arrebatos varios...
Y, si todo es el macabro resultado del color amarillo, ¿imaginan el poder del rojo, de la alarma carmesí? Ay, no, que, a este paso, me veo las alas de lechuza por el suelo, nudistas de tanto sofoco.
Es evidente que todo lo rubio tiene su peligro, mas, cuando hablamos de lo climático, el problema está en que nuestras cabezas se vuelvan girasoles que bailen a la luz del apagón y nos dejen más avutardados de lo que realmente somos. Y es que los girasoles... mira que son: esconden sus intenciones de noche y giran de día. Y quién le niega su encanto al mundo vegetal: suave césped, espigados tallos, hojas de alféizar... todo, menos el cardo.
Muchas veces me pregunto si realmente alguien se cree eso de que somos nosotras las de los bruscos cambios de humor; no seré yo la que pretenda negar lo irrefutable, pero nuestra exclusiva no pasa de unas lagrimillas, una sensibilidad más ostensible y alguna mala contestación, atribuible a la hinchazón, al cansancio y a esos puñeteros retortijones que te hacen apasionarte con los publicistas de Evax. Venga, chicas, rodemos montaña abajo abrazadas a almohadas y de puro blanco. ¡Ole, ole, qué feliz soy!
A ver, nuestro síndrome nos defiende de toda acusación; lo vuestro, ¿a qué se debe? Un día, valientes; al otro, hay que llevaros de la mano como a niños de teta; domingo de pura devoción; el sábado, de la casta de los intocables.
Ya no os salvan ni las alas.

No hay comentarios:

** LAS LECHUZAS PUBLICADAS **

 
masdeseisosiete