24.2.11

Rotando entre amigos


El engaño del amor no solo pilla a los incautos, pues no hay lechuza o lechuzo que no se haya dejado engañar por una pulsación, unas palabras de más o unos amigos de menos. Por las palabras, ahora está de moda el timo del chat: una rusa que se enamora de un madurito porque sí, una mujer seductora que te invita a llamar a un teléfono de pago, un ligue nocturno al que gusta continuar su cuento vía Messenger o Facebook, e incluso Tuenti… Y quién no ha sido inocente a fuerza de ilusión.
Por los amigos, si existe algo que lesiona el orgullo, la mente y el alma es la traición de quien te ha ayudado a construir tantos momentos de tu vida. Y la historia es tan vieja…: tu compañero de juegos se encandila, poco a poco y sin respeto, de tu compañera de infancia, adolescencia y madurez. ¡Y, sin cortarse, así te dejan, novio él y amiga ella!
Como lechuza, no rezo a la permanencia y huyo de la posesión, pero sí creo en la amistad, a pesar de tantos que se han ido caminando hacia el olvido, y es eso lo que me hace maldecir la falta de contención de “quien te quiere bien”, tanto que goza de tu pareja más incluso que tú misma. ¡Todo fue sin querer! Sí, sin querer evitarlo. Lechuzos de pasión y deseo, luchan por lo que no pueden tener, por lo del vecino, por lo del amigo, y son de fácil abandono del intelecto, de fácil renuncia a la lealtad. Una pena, lechucilla, mas todo pasa y todo queda. ¡Será por hombres!
A todos los dolidos por nostalgias, os prestamos nuestro verbo de moda: “rotar”, aunque algunas lo compaginan con el trote, ole, ole. Nuestro grado de amistad va más allá y entendemos que si hay uno bueno, en cuerpo o habilidades, la escasez obliga al traspaso después del uso. Y, escapando de parejas, rotemos amantes para deshacernos de amores.

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