19.1.12

**Una mujer que deseaba**



Y, si no lo hacía, lo aparentaba. Esa es parte de la tragedia femenina: siempre ceder, comprender y fingir, si es necesario, por conservar… a otro. Me duele reconocerlo, pero esta crema “antiabandonos” la hemos probado todas alguna vez, sumando las lechuzas, que amontonamos carácter pa na: mucho pico, muchas palabras… y somos unas consentidoras de las necesidades del “él” por encima de las del “yo”. ¡Cómo envidio la furia de la mamma italiana! ¡Eh, mambo, mambo italiano!
Los versos que surgen del encuentro o del roce nos traen estos problemas. Calor, calor, calor, “el quebienseestá”, “noches y días con vos”, hacen pensar en un mañana en compañía y una se anima, pa na… El futuro nos engaña y nos obliga a engañar, por eso, el 60% de las mujeres finge. Sí, mentimos, ¿puedes creerlo?, sobre lo acertado de sus regalos, sobre el encanto de su madre, hermana o amigas, sonreímos a sus compañeros de juegos y le damos una palmadita en el trasero si se olvida de una fecha; al menos de novios, que los dolores de cabeza, dicen, se encargan de todo cuando se es casado. Estrategias del amor, retorcidas, femeninas, calculadas para retener… ¡Pobres malvadas, sujetar pa na!
Pero el 60 va con la peor de las mentiras, la que no reclama más pasión, por lo que perdemos… ganas. No, lechuzos, no, no, ni sois maestros de eso ni flexibles ni siempre tan varoniles como para quebrar uñas, temblar con besos o curvar en olas espaldas. Las respuestas de las mujeres al porqué del fingimiento se mueven entre el buenismo y la idiotez: buscar (su felicidad), elevar (su ego), activar (sus ganas), provocar, mantener (su interés)… son las razones más modestas, cuando, al final, solo hay una: el miedo, el miedo de perder algo que no es tuyo ante otra golfa que lo sea y lo parezca.
Furia sincera, gemir por verte, ternura, ansia, llenarse de delicias, gritos plisados, desbocarse… ¿No os gustaría no callar el  “ya estoy aquí para ti y para mí”, para probar, repetir, equivocarse y volver a repetir? Qué linda la metedura de pata, qué lindo el regalo del intento.

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** LAS LECHUZAS PUBLICADAS **

 
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