15.6.11

**Y la margarita dijo sí**



Me quiere, no me quiere, me quiere… ahora que nos quitamos el sayo y nos entran ganas de querer, pedimos a las flores una respuesta imposible, cuando lo verdaderamente importante es saber si alguien te puede o no hacer feliz. Ingredientes para semejante milagro: química mutua, buenas piernas (para compensar las flacas), más verdades que mentiras, generosidad, madurez y una estoica capacidad de cargar con zapatos pesados. Y si una lechuza se topa con semejante conjunción de planetas y, además, el contrario es detallista… Apaga y quedémonos.

Lo del calorcito carnal lo incluiremos dentro de la química, por eso de conjugar lo sintético, con cuerpos y partículas extrañas, sin olvidarnos de que algunos elementos lo consideran un primer derecho masculino. ¿Para cuándo un deber?

Perversos, como siempre, creeréis que esta pobre lechuza está dispuesta a picar con saña sobre los pechos no mamarios lechuciles, evidenciando el nulo desgaste del corazón de los hombres por su falta de uso amoroso. ¡Fallasteis! lechuzas agusanadas hailas, y duelen más.

Desde Occidente, es fácil tener compasión por la mujer sometida al Islam, por su cuerpo pecador, su deseo o simplemente su mente, pero no siempre son ellas las víctimas de sus machotes, también gustan de ser ahogadas por su propia mano. Salwa al Mutairi era reconocida en Kuwait por ser una de las pocas mujeres “casi” parlamentarias, todo un logro, y, por ello, creíamos en sus ideas. Y nada más lejos de la realidad. ¡Malvadas mujeres solteras, tentadoras de casados!, pobrecicos ellos. Solución: impulsar la legalización de las esclavas sexuales, extranjeras y hechas prisioneras en misiones de guerra, mejor que mejor, que somos más guarrillas y comemos más.

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** LAS LECHUZAS PUBLICADAS **

 
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