
Y al principio todo es tan bonito… te acompañan en las noches de Messenger, te pasean el perro, frotan el brillo de tu coche con sus propias esponjas… pero tarde o temprano llega el puñetero Pro Evolution Soccer para descubrirte el engaño: el envoltorio puede ser bonito, mas engordan, buscan pelo y olvidan recorrer los senderos de tu cuerpo, que ahora sí que ya es más tuyo que su camino de perdición.
Horas y horas moviendo sus deditos, a su derecha, a su izquierda, siempre manos tan certeras, tan vibrantes de emoción y a ti no te toca ni un poquito. Pero tampoco es novedad que a cabezonas no nos gana nadie y, en esta batalla contra la evolución del hombre “tranquilo y parado”, nunca nos rendimos: una ingeniera estadounidense ha creado la solución a semejante conflicto de dejadez somnolienta: colocar los sensores que hay que apretar en los sujetadores y ropa interior masculina y ya solo queda… jugarrr. No hará falta que les explique cómo superar sus tres niveles de dificultad, ¡Viva los moratones del amor!
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