
Pero jamás se borrará su legado. Y es así, mis queridas lechucitas. Por más que nos empeñemos en intentar explicar los movimientos perdidos de nuestros palomos echándole la culpa a hormonas, alelos y madres… lo cierto es que hombres como Paul Newman terminan demostrando que, si quieren, pueden comprender el amor, pueden exteriorizar la belleza y cambiar esa naturaleza que nosotras nos empeñamos en olvidar.
Nunca podremos olvidar la enseñanza de este maravilloso amante, capaz de enamorar a una mujer, y así usaremos su memoria, sí, por fin, tenemos una excusa para buscarlos y desearlos guapos. Si él demostraba su personalidad con esa capa de masculinidad y dulzura, esa belleza en blanco y negro, tendremos que buscarlos guapos, ¿no?
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