12.4.12

**Y soy como el mes de abril**



Por eso de que nunca sabes si vengo o voy, caliento, mojo o enfrío. Si me hablas de futuro, igual me da subirme por las paredes que tirarme por el balcón; si me dejas demasiado libre… justo entiende mi boca el tomarse la justicia por su mano y te degüello a picotazos, por eso de que una llamada no cuesta tanto, mi pequeño. Y el caso es que las lechuzas de abril, tal que de marzo o primavera, solo pedimos palabras y un abrazo, de tarde en tarde, de vez en vez; cambien abrazo por achuchón, arremeje, uñas varias o veinte. Y la cosa parece simple así dicha, ¡ay!, mas por la mañana refresca, por la tarde calienta y en la noche llueve y si metes un pie en mi jaula… ¡zas! El riesgo está en saber qué clima nos afecta en ese justo momento o si nos quijotizan o nos vuelven Sancho tus palabras. ¿Locura, cordura o una mezcla de ambas?
No voy a ocultar que el término jaula me eriza las plumas, pero algo de razón tiene esa lechuza oscura que recita “Desayuno con diamantes”: lo queramos o no, no podemos escapar de unos barrotes que son propios porque los construye nuestra historia, no podemos escapar de las personas que nos atan y nos aman, no podemos… y huir de un mundo que nos enreda no es de razón. Por eso, acepto los líos, calentones y malos días, mis síndromes y tus miedos, le digo sí al fluir, a querer defectos, a reírlos si hace falta; sí al dormirse enfadados, sí a saber que estás cuando no estás, sí al ocupado, ausente, perdido o deportado, sí a los que entran y salen de mi vida, a los que dejan huella y a los que solo dejan piel. Le digo sí a esta mente que le da la vuelta a todo, que controlas y descontrola, con la que hoy dices no y mañana dices por qué no o es imposible. Me gusta el intentar, el evolucionar y el conocerse; me gusta verte y no tener que ponerte nombre, te llamaré solo “gato”. Y, aunque me cueste admitirlo, disfruto tanto con esos puñales endiablados de mujer como con esa parte masculina que me regaló la vida y que me hace no necesitar lo que algunos días necesito.
No soy fácil, es cierto, pero qué sencillos son los labios de chocolate en una fría madrugada de primavera, ummm. Tráeme negro, blanco, con leche… y deja que lo vayamos calentando por el camino.
Y aún te preguntas por qué a Sabina le robaron el mes de abril...

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** LAS LECHUZAS PUBLICADAS **

 
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