
Patrones abullonados, estilismos de tul y, si te pones, tacones y peineta de lo más cañí. La fusión está de moda, Morgana, y tus palabras hacen tartas de magia, a la espera de tus braceos sobre la escena, hipnotizados por el compás de tus tímidas caderas ¡Olé, la tacones!
Yo imagino, a tus treinta, una Semana de Pasión que pase del hip-hop al fandango, ¡porque tú lo vales!; te veo tocando con baquetas las baterías de músculo y trazos de tatuaje, te veo cambiando a los amigos de las camas platónicas de hotel; micciones de amor, por aficiones menos espirituales o cantando un tanguillo con uno de Cádiz, que los del sur son graciosos e Italia ya esta copada.
Dejo para el estudio tu gusto por las melenas, colas, gomas y rastas, tan mona tú: enredando con los filamentos de ónix que navegan hacia tu reino de manzanas, donde muchas voces te llaman, Ávalon.
Comunicación en gestos, escasez de palabras contra la soltura de tu imagen, “podrías tenerme bailando en ninguna parte”, would you have me dancing out of nowhere, pero elijo verte creando en el lugar del que emerge lo que posees, Ávalon. Pero eres lechuza, lo siento, tus alas son ligeras y se mueven tras tantos puertos… ¡Ay, hechicera, si escoges marinero, que sea de altos vuelos!
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