
Encuestas y encuestas para hallar la parte del cuerpo que más excita los párpados ajenos y un solo y absoluto ganador: el culo.
Desde entonces, sesudos investigadores, notables matemáticos... todos peleándose con la ciencia para descubrir la fórmula perfecta, la alquimia de la tentación: (S+C) x (B+F) / T - V, un simple cálculo que revela la proporción del culo más deseado.
El trasero melocotón se lleva el trofeo, su forma y redondez anima a los encontronazos y roces, a la levitación y cruel envidia. La cotización aumenta cuando las posaderas en cuestión, tras ser azotadas, siguen impasibles, inamovibles ante su altivez, arrogantes a pesar de fustas y cachetazos violentos.Brocados de terciopelo, piel inmaculada... credos a la firmeza de sueños no vividos, y el canon se hace religión, para que surja, de entre el barro, una proporción nacida del Cielo y encumbrada por los hombres: una cadera que supere en un 30 por ciento a esa cintura que divide el deseo.
Pero, a pesar de que las músicas divinas resuenen a ecos de rotundidad, nuestro corazón mueve resortes más sabios que las guías del modelo ideal y, en ocasiones, descubre mayor fuerza en unos ojos, unas manos, unas palabras. Y es que hay gustos para todos: planos, peludos, caídos o escuchimizados.
Y, así, seguimos perdidos, a pesar de los científicos, pistas, fórmulas y señales. Un no, a veces, parece un sí; a veces, no hacen falta besos; a veces, hay citas que dejan sabor a engaño y comidas que abren las puertas a cenas mejores y, a veces, hay rotondas que te llevan lejos, aunque te despiertes y sigas siendo tú.
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